La composición del Talmud

בס״ד

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El Talmud se ha desarrollado durante 18 siglos en lugares muy dispersos: La Tierra de Israel (siglo II), Babilonia (III-VI), Túnez (X y XI), Francia (Rashi XI), Francia y Alemania (XII-XIII), Italia (XVI y XVII) y Polonia (XVII y XIX) Pero lo más fascinante es su composición:

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En el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia…

בס״ד

El 10 de Tevet es un día de conmemoración para el pueblo judío, día de ayuno en recuerdo a los funestos acontecimientos ocurridos en Judea cuando Nabucodonosor II, rey de Babilonia, puso sitio a la ciudad de Jerusalén y que meses después llevó a la destrucción tanto de la ciudad como del primer Templo de Jerusalén, construido por el Rey Salomón.

«En el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército contra Jerusalén y la sitió (10 de tevet).  En el undécimo año de Sedecías, en el mes cuarto, el día nueve del mes, hicieron una brecha en la ciudad (9 de av)».

Jeremías 39, 1-2

Las Crónicas mesopotámicas de los primeros años de Nabucodonosor II, registran también la batalla de Carquemis en el año 605 a. e. c., y la captura de Jerusalén en el año 597 a. e. c.

11. En el séptimo año (del reinado de Nabucodonosor), el mes de Kislev, el rey de Akad reunió sus tropas, marchó hacia la tierra de Hatti (Siria),
12. Y sitió contra la Ciudad de Iaahudu (de Judá, es decir, Jerusalén) y en el segundo día del mes de Adar, tomó la ciudad y capturó al rey (Joaquín).
13. Nombró allí a un rey de su propia elección (Sedecías), recibió su pesado tributo y envió (a la clase política de Judea) a Babilonia.

Imagen: wikipedia

Relato histórico

Con la muerte de Josías, rey de Judá, en el año 609 a. e. c., a manos de los egipcios, la soberanía judía desapareció por completo. Sin embargo, Egipto no gozaría mucho de esta conquista pues cuatro años después Nabucodonosor derrotó a los egipcios en la batalla de Carquemis, de modo que Judá pasó a manos babilónicas. Pese al pedido de auxilio del Rey de Judá Joaquín al país de los faraones -que por otro lado, fue un rey puesto por Egipto -, la ayuda nunca llegó. Tras un primer sitio y posterior conquista de Jerusalén (597 a. e. c.), Nabucodonosor II deportó a Babilonia al rey Joaquín junto a los nobles y ciudadanos de la élite judaíta, mientras que los campesinos y la clase baja quedaron en Judá. Nabucodonosor II decide poner como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, y en el año 594 a. e. c. , decide rebelarse contra Babilonia. El resultado fue dramático; en el año 587  Nabucodonosor II arrasa completamente Judá durante dieciocho largos meses y vuelve a poner sitio sobre Jerusalén. Tras meses de asedio en el año 586 Jerusalén cae y es arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos por inanición. Sedecías es apresado y contempla cómo matan a sus hijos. Acto seguido le arrancan los ojos y es enviado como esclavo a Babilonia donde murió encadenado.

El sitio de Jerusalén está considerado como un episodio apocalíptico debido a su dureza. El hambre y la desesperación en la ciudad quedan reflejados en el libro de las Lamentaciones:

Las manos de las mujeres hasta ayer, plenas de compasión, han cocido a sus propios hijos.
Éstos fueron su alimento durante la destrucción de la hija de mi pueblo
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Parthenos

En el 10 de Tevet también conmemoramos otra “desgracia”, la traducción del Tanaj (Biblia judía) al griego, más conocida como Septuaginta, por orden del rey griego de Egipto Ptolomeo II Filadelfo.

En año 280 a. e. c. el faraón Ptolomeo II Filadelfo encargó a 72 sabios judíos la tarea de traducir por separado la Torá al griego koiné, o griego helenístico, la lengua común hablada en todo el mundo heleno. Según la leyenda, el soberano de Egipto quedó impresionado debido a la exactitud de todas las traducciones, un hecho catalogado como milagroso para místicos y religiosos que dejaba clara la fiabilidad de esta gran obra. Para el año 100 a. e. c. todos los libros judíos habían sido traducidos al koiné, siendo conocida dicha traslación como Septuaginta o Canon de Alejandría. 

Esta traducción supuso la supervivencia del judaísmo fuera de los límites de Judea, debido a que el griego koiné era el idioma materno de gran parte de los judíos asentados en la diáspora y continuó siendo de vital importancia para futuras generaciones. Cien años después del inicio de la Septuaginta, los mas de dos millones de judíos que vivían fuera de Judea evitaron de este modo su asimilación.
El Canon de Alejandría fue compilado a finales del siglo II a. e. c., sin embargo la tradición judía excluyó varios de sus libros, dando lugar a la creación del Tanaj, la Biblia judía, o también conocido como el Canon Jerosolimitano, compilado cuatrocientos años después, el cual consta de 39 libros a diferencia de los 44 del alejandrino.
Entre los libros que fueron excluidos del Canon Jerosolimitano se encuentra una historia de revolución, luchas y triunfos militares; los libros I y II de Macabeos.

La desgracia no fue traducir el texto a un idioma que todos pudiesen comprender sino que, con el tiempo, gente extraña interpretó y moldeó el texto a su antojo con terribles resultados. En base a este poder interpretativo veremos como, por ejemplo, el cristianismo primitivo se verá a sí mismo como el verdadero Israel comenzando así una postura totalmente intolerante contra el judaísmo que duraría casi dos milenios.

Un nueva nueva realidad

Tras la destrucción del Segundo Templo (70 e. c.), y la pérdida total de la soberanía judía (135), el judaísmo tuvo que desarrollarse y evolucionar para amoldarse a un nuevo concepto: un judaísmo sin templo y sin tierra. Con la recuperación de la soberanía judía en 1948, y posteriormente de Judea y Samaria en 1967, el judaísmo ahora más que nunca debe de amoldarse a una nueva realidad: un judaísmo sin templo pero con soberanía. Debemos recordar estos y otros sucesos acontecidos a lo largo de nuestra historia, pero a la vez debemos de pensar en desarrollar y evolucionar nuevamente el judaísmo.

Zejaria (Zacarías) anuncia que cuando se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con su báculo de ancianidad en su mano. Y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y muchachas jugando para, unos versículos más abajo continuar  diciendo que el ayuno del mes cuarto, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo (10 de Tevet), serán para la casa de Judá alegría y regocijo y festividades.

Jerusalén vuelve a ser judía, los ancianos y las ancianas se sientan en sus plazas báculo en mano, y los niños corretean por sus plazas jugando, disfrutando de la vida.

Yom Jamishí 10 de Tevet de 5778
Jueves, 28 de diciembre de 2017

Tres minutos en antena

בס״ד

Como ya expliqué en mi anterior publicación – Érase una vez… un fiasco de historiador -, cualquiera con un título cree tener el derecho de hablar de cualquier tema sin tener idea.  Puse como ejemplo al candidato a la Generalitat de Catalunya e historiador Xavier Domenèch quien firmó un manifiesto anti israelí la semana pasada, coincidiendo con el aniversario de la Partición de Palestina de 1947. Domenèch demuestra ser un historiador que no se rige por la epistemología, algo que no sólo encontramos en esta profesión, sino que también está muy extendida en el ámbito periodístico. Y con el tema de Palestina parece que hay carta blanca.

De la mano de Nieves Concostrina en el programa La Ventana vemos como nuevamente La Ser no defrauda si a anacronismo y mala praxis nos referirnos. Tratar de explicar en tres minutos escasos el derecho del pueblo judío a regresar a su patria ancestral -derecho recogido en la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General  (1960)-, haciéndolo de forma irónica y utilizando prejuicios medievales es un completo fiasco. Pero como he dicho, con el tema palestino hay carta blanca. Se permite decir en antena las mayores burradas inimaginables, como sugerir que el ideario sionista es exclusivamente religioso, que «Palestina existió hace cuatro mil años» o incluso negar la conexión judía con la Tierra de Israel.

El programa en cuestión lleva por título; “70 años desde que (para lavar su culpa) la ONU la lio parda en Oriente Próximo”.

Efectivamente, uno lee esto y de forma automática sabe que es un programa de relleno, porque conocimiento, objetividad y realidad más bien nada. Y queda demostrado con creces.

El primer anacronismo y falta de rigor histórico lo encontramos ya en el título, sin haber comenzado a escuchar el audio. Ese “para lavarse culpa” se refiere a la complicidad de Europa ante el Holocausto. Sin embargo, el exterminio de una tercera parte del pueblo judío finalizó en enero de 1945, mientas que la ONU fue creada varios meses después del final de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez Nieves se refería al sentimiento de culpa en la conciencia europea actual de convertir a Europa en el mayor cementerio judío en base a prejuicios antisemitas. Así, sí se entiende, así aceptamos barco como animal acuático.

Nieves comienza su particular explicación sobre el 29 de noviembre de 1947 de la siguiente manera: «La reclamación histórica judía para quedarse con Palestina es de hace cuatro mil años«. Anacronismo de nivel 1 – en una escala de tres, siendo el uno el más grave -: Palestina no existió por aquel entonces.

  • El término Palestina fue dado a esta región por el Emperador Adriano en el año 135 e. c., con el único propósito de extinguir las revueltas judías que desde la época de Bar Kojba se venían produciendo contra el Imperio Romano. Suplantar Jerusalén por Aelia Capitolina y Judea por Palestina conseguía un doble efecto: mitigar las revueltas y desenraizar al judío de la tierra por la que luchaban por su liberación: Judea. Nabucodonosor II empleó técnicas más radicales en el siglo VI a. e. c., como la transferencia de personas. Judíos judaítas fueron enviados a Babilonia mientras que Judea fue repoblada de tribus extranjeras.
    Los siguientes 1 860 años -hasta que la Autoridad Nacional Palestina logró cierta soberanía gracias a los Acuerdos de Oslo que firmó Israel-, Palestina existió únicamente como provincia Omeya, parte del califato Abasí, de los turcos seleúcidas, bajo dominio cruzado, nuevamente como provincia durante la época mameluca y otomana hasta ser Protectorado británico hasta 1948. Luego, Transjordania anexionó a Judea y Samaria -lo que correspondería según la ONU a ser la nación árabe votada la Resolución 181-. Israel, posteriormente, anexionó los territorios históricos judíos de Judea y Samaria, y en los noventa los palestinos por primera vez en la historia gozaron de cierta soberanía gracias a los Acuerdos de Oslo, en la tierra que va desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Después de este resumen de los últimos dos milenios, ¿qué ocurre con los dos milenios antes de la Era Común? Nieves declara que hace cuatro mil años hubo una Palestina que los judíos querían «quedarse». ¿Quizás se esté refiriendo a los antiguos filisteos? De nuevo, otra muestra de incultura.

Según evidencias históricas y arqueológicas los llamados Pueblos del Mar arribaron a la costa de Canaán -que no Palestina-, en el Siglo XIII a. e. c., época en la cual la mayoría de historiadores coinciden en que fueron también los comienzos del pueblo de Israel en esa misma tierra. Los Pueblos del Mar arrasan el Mediterráneo y someten a diversos pueblos menores, entre ellos los Hititas, que los barren del mapa. Desaparecen. Los egipcios también salen muy mal parados debido a que traen consigo armas de metal y un equipo bélico muy superior para la época. Los Pueblos del Mar van conquistando la costa mediterránea desde Egipto hasta Hatti (Turquía) y comienzan a dividirse el territorio siendo que los Peleshtu – filisteos – se asientan en la actual Franja de Gaza y la costa israelí, hasta el sur de lo que hoy es Tel Aviv. Pero no nos equivoquemos puesto que los antiguos filisteos no tienen absolutamente nada que ver con los actuales palestinos.

Dicho esto, Palestina no existió hace cuatro mil años, de modo que la primera frase de Nieves además de no ser cierta induce al oyente al error.

Nieves continúa demostrando a su manera que el derecho del pueblo judío por retornar a nuestra tierra va ligada exclusivamente con la religión. Y dice; «para entenderlo y compartirlo hay que creer en el antiguo testamento, en Moisés, en la zarza ardiendo, en las tablas de la ley, en que el mar rojo se abrió y en la entrega de llaves de la tierra supuestamente prometida al pueblo presuntamente elegido«.

Nieves elimina de un plumazo grandes intelectuales del sionismo tales como Moisés Hess, Borojov o Katzenelson, entre muchos otros, cuya filosofía partía de que solo se podría crear un Estado judío como parte de la lucha de clases y apoyando un proletariado judío en las grandes ciudades. En otras palabras, no se puede entender al Estado de Israel sin el sionismo socialista.

Tampoco se puede entender el Estado de Israel sin la participación del sionismo político de Hertzl, padre del sionismo moderno, que proponía establecer el Estado judío mediante métodos diplomáticos y políticos. El sionismo sintético de Weizmann fusionaba el sionismo político y el sionismo práctico de Ruppin de  fomentar la emigración judía y establecer colonias en la Tierra de Israel. El sionismo general iba más allá y ponía al ideario sionista por encima de posturas políticas o tendencias religiosas.

De entre todas las corrientes del sionismo solamente dos guardan relación directa con la religión: el sionismo religioso del Rab Kook y el espiritual de Ahad Ha´am, este más filosófico que litúrgico.

Nieves continúa diciendo que el famoso mito fundacional del Estado de Israel está «basado en la fe y en un libro sin bibliografía«.

Durante la Edad Media el modo más utilizado para generar odio pero también para cuestionar y culpar al judío fue recurrir a la religión; que si deicidas, que si la sangre de los niños cristianos para sus rituales de Pesaj (pascua judía), profanación de la hostia, etc. Esta práctica continúa presente y es utilizada para atacarnos por defender nuestro derecho de autodeterminación. Hablar mal de Israel cuestionar una religión en un medio progre hace disparar unos niveles de audiencia que nadie estaría dispuesto a renunciar.

Que vaya quedando claro: la reclamación histórica judía se basa en el derecho del pueblo judío a regresar a su patria ancestral, idea basada en un libro (Tanaj) con bibliografías tales como:

  • la Estela de Merenptah

Es el documento extra Bíblico más antiguo que data del 1207 a. e. c., que demuestra la conexión judía con la Tierra de Israel. La estela describe la invasión a Canaan durante el quinto año del reino del Faraón Merenptah para someter a sus habitantes. La mención que se hace en este grabado figura la palabra Israel como un grupo nativo, como gentilicio.

  • Templo de Amón, Karnak

Shoshenk I dejó un informe sobre su campaña en un muro del templo de Amón en Karnak donde relata su ataque a los reinos de Judá e Israel, y el saqueo a Jerusalén en el 950 a. e. c.

  • La Estela de Mesa

Relata la guerra entre el Rey Ajab de Israel y el Rey Mesa de Moab en el siglo IX a. e. c.

  • La Estela de Dan

Sobre la victoria del Rey arameo Jezal sobre los reyes de Israel, de la dinastía davídica, en el Siglo IX a. e. c. Una prueba irrefutable de la existencia de la Casa de David.

Nieves, no siempre se puede aceptar barco como animal de compañía, y menos cuando tienes el poder de llegar a tanta gente. Tres minutos en antena que han servido para fomentar el odio y airear tu mala praxis.

Motséi Shabat 15 de Kislev de 5778
Sábado, 2 de diciembre de 2017