«Un lamento se oyó en todo el país por Israel»

בס״ד

En año 280 a. e. c. el faraón Ptolomeo II Filadelfo encargó a 72 sabios judíos la tarea de traducir por separado la Torá al griego koiné, o griego helenístico, la lengua común hablada en todo el mundo heleno. Según la leyenda, el soberano de Egipto quedó impresionado debido a la exactitud de todas las traducciones, un hecho catalogado como milagroso para místicos y religiosos que dejaba clara la fiabilidad de esta gran obra. Para el año 100 a. e. c. todos los libros judíos habían sido traducidos al koiné, siendo conocida dicha traslación como Septuaginta o Canon de Alejandría. 

 Tetradracma alejandrino de plata de la época
Años 285-275 a. e. c.

Museo Egipcio de Barcelona

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Esta traducción supuso la supervivencia del judaísmo fuera de los límites de Judea, debido a que el griego koiné era el idioma materno de gran parte de los judíos asentados en la diáspora y continuó siendo de vital importancia para futuras generaciones. Cien años después del inicio de la Septuaginta, los mas de dos millones de judíos que vivían fuera de Judea evitaron de este modo su asimilación.

El Canon de Alejandría fue compilado a finales del siglo II a. e. c., sin embargo la tradición judía excluyó varios de sus libros, dando lugar a la creación del Tanaj, la Biblia judía, o también conocido como el Canon Jerosolimitano, compilado cuatrocientos años después, el cual consta de 39 libros a diferencia de los 44 del alejandrino.

Entre los libros que fueron excluidos del Canon Jerosolimitano se encuentra una historia de revolución, luchas y triunfos militares; los libros I y II de Macabeos.

La primera gran revolución nacionalista judía.

Judas Macabeo -«un león en su hazañas» (I Macabeos 3,4)-,  fue el primero de sus hermanos en liderar en el año 134 a. e. c. la revuelta judía contra la mayor amenaza del pueblo para la época. A su muerte le seguiría su hermano Jonatán y tras su secuestro y asesinato Simón sería el último líder macabeo, quien instauró la dinastía Hashmonea que duraría hasta el año 30 a. d. c. La historia de los Macabeos relata los logros militares y estrategias decisivas, pero sobre todo el corajenosotros luchamos por nuestra vida y nuestra religión/identidad» (I Macabeos 3,21)-,  y motivación de un puebloni hemos ocupado tierra extranjera ni nos hemos apoderado de bienes ajenos, sino de la herencia de nuestros antepasados, que ha estado algún tiempo en poder enemigo injustamente» (I Macabeos 15,35)-, empeñado por resistir a su eliminación. Entonces, ¿por qué motivo no incluirlos en el Tanaj? ¿Fue porque, como dicen los jajamim (sabios judíos), su autoría no fue inspirada por Dios? ¿Quizás por la vergüenza y dolor que supuso la pérdida de Jerusalén, o pudo ser para frenar futuros levantamientos nacionalistas?

Corría el año 70 de la Era Común. Tras un asedio a Jerusalén que duró varios meses la ciudad caía en manos del invasor romano. La destrucción parecía no conocer límites. Miles de judíos fueron masacrados por los más de sesenta mil legionarios cuyo objetivo era aplastar la resistencia judía. Pocos lograron escapar y entre quienes lo consiguieron un reducido número de eruditos establecieron el Sanhedrin en la ciudad de Yamnia (Yavne), a unos 50 km de las ruinas de Jerusalén aún en llamas. Comenzó entonces a establecerse y complicarse el Tanaj, (Pentateuco, Profetas y Escritos), compuesto por un total de 39 libros, finalizado a finales del siglo I d. e. c. Al menos cuatro libros del Canon de Alejandría no fueron incluidos, entre ellos el relato de Macabeos y que curiosamente sí se incluye en las biblias católicas.

Una de las razones pudo ser debido al reciente episodio traumático de la pérdida de Jerusalén, y con ello la pérdida de nuestra patria ancestral -recuperada durante un breve periodo de tiempo entre los años 132-135 (Tercera Revuelta Judía contra Roma), y de nuevo en 1948 hasta nuestros días-. Los sabios de Yavne tenían la misión sagrada de salvar el judaísmo, y para ello decidieron implantar un nuevo judaísmo; un judaísmo sin templo, sin tierra. Un judaísmo de la diáspora, y ello significaba renunciar a cualquier sentimiento nacionalista o político. No tenía sentido alguno incluir un libro de corte nacionalista para un pueblo que acababa de perder su patria.

Podemos añadir a esto la tensa relación que la facción farisea mantenía con los últimos líderes de la dinastía Hasmonea, el linaje macabeo, marcada por una guerra fratricida que provocó la invasión Romana en el año 64 a. e. c., motivo por el cual pudo influir en la decisión de no incluir el resto de los libros macabeos (III, IV), que describen tales sucesos.

¿Qué nos queda de aquella guerra de liberación?

En un intervalo de cien años el pueblo judío pasó de ser una potencia militar en expansión al vasallaje, y finalmente a la humillación del exilio. Los Sabios de Yavne debían de asegurar la supervivencia judía y su misión fue completada por otros sabios teocratizando un triunfo nacionalista y transformarlo en una bella tradición que nos ha llegado a través de los siglos: el encendido de las velas de la janukiá (candelabro judío).

En diversas comunidades judías sefardíes se adoptó la costumbre de leer la Meguilat bnei Jashmonai, el Rollo/pergamino de los Hasmoneos, durante Shabat de Januká o la víspera de la festividad. El rabino Uriel Romano nos presenta una versión hebreo-español, con notas al pie, para hacer popular este relato y pueda ser leído en casas y en sinagogas y que pase a formar parte de nuestra liturgia y de nuestros rituales.

Meguilat Bnei Hashmonaim (PDF), por el Rabino Uriel Romano.

Pero yo quiero ir más allá. Antes del restablecimiento del Estado judío en nuestra tierra ancestral hubiese sido comprensible no incluir los libros macabeos en nuestra tradición, sin embargo, después de los intentos fallidos de jordanos, sirios y egipcios de echarnos al mar y los triunfos militares israelíes que lo impidieron en 1948-49, en 1967 y de nuevo en 1973, tres guerras totales que suponían la mayor amenaza contra el pueblo judío desde la II Guerra Mundial, debemos rescatar del olvido los libros originales que relatan este gran triunfo y que, de un modo u otro, 2183 años después todos recordamos con orgullo.

I Macabeos (PDF)

II Macabeos (PDF)

Nota1: La redacción de I de Macabeos recae sobre un judío nacionalista a finales del reinado de Juan Hircano, cuyo nombre desconocemos. El autor de II de Macabeos es igualmente desconocido, sin embargo no es el mismo autor que el del primer volumen.

Nota2: Advertencia: Los documentos adjuntos I y II de Macabeos contienen anotaciones y comentarios que no pertenecen al dogma judío por lo que deben ser utilizados a título orientativo. 

Yom Revi´í, vigésimo día del mes noveno, 5780

En el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia…

בס״ד

El 10 de Tevet es un día de conmemoración para el pueblo judío, día de ayuno en recuerdo a los funestos acontecimientos ocurridos en Judea cuando Nabucodonosor II, rey de Babilonia, puso sitio a la ciudad de Jerusalén y que meses después llevó a la destrucción tanto de la ciudad como del primer Templo de Jerusalén, construido por el Rey Salomón.

«En el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército contra Jerusalén y la sitió (10 de tevet).  En el undécimo año de Sedecías, en el mes cuarto, el día nueve del mes, hicieron una brecha en la ciudad (9 de av)».

Jeremías 39, 1-2

Las Crónicas mesopotámicas de los primeros años de Nabucodonosor II, registran también la batalla de Carquemis en el año 605 a. e. c., y la captura de Jerusalén en el año 597 a. e. c.

11. En el séptimo año (del reinado de Nabucodonosor), el mes de Kislev, el rey de Akad reunió sus tropas, marchó hacia la tierra de Hatti (Siria),
12. Y sitió contra la Ciudad de Iaahudu (de Judá, es decir, Jerusalén) y en el segundo día del mes de Adar, tomó la ciudad y capturó al rey (Joaquín).
13. Nombró allí a un rey de su propia elección (Sedecías), recibió su pesado tributo y envió (a la clase política de Judea) a Babilonia.

Imagen: wikipedia

Relato histórico

Con la muerte de Josías, rey de Judá, en el año 609 a. e. c., a manos de los egipcios, la soberanía judía desapareció por completo. Sin embargo, Egipto no gozaría mucho de esta conquista pues cuatro años después Nabucodonosor derrotó a los egipcios en la batalla de Carquemis, de modo que Judá pasó a manos babilónicas. Pese al pedido de auxilio del Rey de Judá Joaquín al país de los faraones -que por otro lado, fue un rey puesto por Egipto -, la ayuda nunca llegó. Tras un primer sitio y posterior conquista de Jerusalén (597 a. e. c.), Nabucodonosor II deportó a Babilonia al rey Joaquín junto a los nobles y ciudadanos de la élite judaíta, mientras que los campesinos y la clase baja quedaron en Judá. Nabucodonosor II decide poner como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, y en el año 594 a. e. c. , decide rebelarse contra Babilonia. El resultado fue dramático; en el año 587  Nabucodonosor II arrasa completamente Judá durante dieciocho largos meses y vuelve a poner sitio sobre Jerusalén. Tras meses de asedio en el año 586 Jerusalén cae y es arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos por inanición. Sedecías es apresado y contempla cómo matan a sus hijos. Acto seguido le arrancan los ojos y es enviado como esclavo a Babilonia donde murió encadenado.

El sitio de Jerusalén está considerado como un episodio apocalíptico debido a su dureza. El hambre y la desesperación en la ciudad quedan reflejados en el libro de las Lamentaciones:

Las manos de las mujeres hasta ayer, plenas de compasión, han cocido a sus propios hijos.
Éstos fueron su alimento durante la destrucción de la hija de mi pueblo
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Parthenos

En el 10 de Tevet también conmemoramos otra “desgracia”, la traducción del Tanaj (Biblia judía) al griego, más conocida como Septuaginta, por orden del rey griego de Egipto Ptolomeo II Filadelfo.

En año 280 a. e. c. el faraón Ptolomeo II Filadelfo encargó a 72 sabios judíos la tarea de traducir por separado la Torá al griego koiné, o griego helenístico, la lengua común hablada en todo el mundo heleno. Según la leyenda, el soberano de Egipto quedó impresionado debido a la exactitud de todas las traducciones, un hecho catalogado como milagroso para místicos y religiosos que dejaba clara la fiabilidad de esta gran obra. Para el año 100 a. e. c. todos los libros judíos habían sido traducidos al koiné, siendo conocida dicha traslación como Septuaginta o Canon de Alejandría. 

Esta traducción supuso la supervivencia del judaísmo fuera de los límites de Judea, debido a que el griego koiné era el idioma materno de gran parte de los judíos asentados en la diáspora y continuó siendo de vital importancia para futuras generaciones. Cien años después del inicio de la Septuaginta, los mas de dos millones de judíos que vivían fuera de Judea evitaron de este modo su asimilación.
El Canon de Alejandría fue compilado a finales del siglo II a. e. c., sin embargo la tradición judía excluyó varios de sus libros, dando lugar a la creación del Tanaj, la Biblia judía, o también conocido como el Canon Jerosolimitano, compilado cuatrocientos años después, el cual consta de 39 libros a diferencia de los 44 del alejandrino.
Entre los libros que fueron excluidos del Canon Jerosolimitano se encuentra una historia de revolución, luchas y triunfos militares; los libros I y II de Macabeos.

La desgracia no fue traducir el texto a un idioma que todos pudiesen comprender sino que, con el tiempo, gente extraña interpretó y moldeó el texto a su antojo con terribles resultados. En base a este poder interpretativo veremos como, por ejemplo, el cristianismo primitivo se verá a sí mismo como el verdadero Israel comenzando así una postura totalmente intolerante contra el judaísmo que duraría casi dos milenios.

Un nueva nueva realidad

Tras la destrucción del Segundo Templo (70 e. c.), y la pérdida total de la soberanía judía (135), el judaísmo tuvo que desarrollarse y evolucionar para amoldarse a un nuevo concepto: un judaísmo sin templo y sin tierra. Con la recuperación de la soberanía judía en 1948, y posteriormente de Judea y Samaria en 1967, el judaísmo ahora más que nunca debe de amoldarse a una nueva realidad: un judaísmo sin templo pero con soberanía. Debemos recordar estos y otros sucesos acontecidos a lo largo de nuestra historia, pero a la vez debemos de pensar en desarrollar y evolucionar nuevamente el judaísmo.

Zejaria (Zacarías) anuncia que cuando se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con su báculo de ancianidad en su mano. Y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y muchachas jugando para, unos versículos más abajo continuar  diciendo que el ayuno del mes cuarto, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo (10 de Tevet), serán para la casa de Judá alegría y regocijo y festividades.

Jerusalén vuelve a ser judía, los ancianos y las ancianas se sientan en sus plazas báculo en mano, y los niños corretean por sus plazas jugando, disfrutando de la vida.

Yom Jamishí 10 de Tevet de 5778
Jueves, 28 de diciembre de 2017