בס״ד

La semana pasada el partido español VOX se vio envuelto en una seria polémica relacionada con su candidato por Albacete al Congreso de los Diputados, Fernando Paz, debido a unas ldeplorables declaraciones de su visión revisionista sobre el Holocausto que le hicieron dimitir de su cargo a los pocos días.

Ayer, en el programa de radio de Ondacero “Julia en la Onda”, escuché atónito unos comentarios de Juan Herrera (11:23 min.), colaborador del programa, que en base a una difamación comparaba Israel con el nazismo.

La intervención del señor Herrera comenzaba hablando sobre los arios y la pureza de sangre, para continuar diciendo que Israel hace pruebas de ADN para certificar si los migrantes son realmente judíos y poder casarse. Uno, que está más que acostumbrado a leer sandeces contra Israel sobre todo en redes sociales, ha de reconocer que ésta declaración me dejó completamente en shock. ¿Cómo se puede permitir que en pleno siglo XXI que la radio de un país democrático publique auténticos libelos de sangre? Odio gratuito no solo ya contra Israel sino contra todo el pueblo judío en general. ¿Acaso no hemos aprendido absolutamente nada de la historia?

El señor Herrera continuaba su intervención asegurando que Israel “para repoblar la Franja de Gaza y otros territorios que llaman los israelíes territorios ocupados, ellos (los israelíes) trajeron unos seres que vivían en Rusia, judíos rusos, los importaron a Israel para poblar esas zonas conflictivas porque esta gente traía una mano delante y una detrás”. Julia Otero, directora del programa, no solo no pareció sorprenderse en absoluto ante estas terribles declaraciones sino que al final remarcó convencida: “Hay que demostrar pedigrí, antecedentes genéticos puros”.

La shoá (Holocausto) no comenzó en Auschwitz, sino en la incitación al odio.

Estamos cansados de que la prensa española escuche campanas y no sepa de dónde viene el sonido. Hartos. Es agotador hacer su trabajo.

Hace un mes la página web de noticias del mundo jaredí (ultraortodoxo), Kipa.co.il, publicaba que el instituto de genética Itim recibió solicitudes de docenas de parejas judías provenientes de las ex repúblicas soviéticas, a petición de un tribunal rabínico, para someterse a un examen de ADN para demostrar su condición judía. El medio religioso, que cuestiona este despropósito, cita al Rabino Dr. Saúl Faber y presidente de Itim, y aclara que ese examen no demuestra absolutamente nada. Además afirma que “estos rabinos desprecian la halajá (ley religiosa judía), ya que existen herramientas para resolver estas situaciones. «No entiendo por qué estos rabinos quieren arrojar la halajá a la basura y confiar en la ciencia”. Termina diciendo que utilizar pruebas de ADN para resolver estas dudas creará una división entre el pueblo judío.

El Rabino Dr. Faber sugiere que todo es una cortina de humo y lo explica de la siguiente manera: “en Israel hay cerca de 400 000 inmigrantes procedentes de la antigua Unión Soviética que tienen (al menos) un abuelo judío (nota del autor: requisito indispensable para poder emigrar a Israel). Según la ley judía no son judíos, por lo que la demanda para verificar su judaísmo en relación a esa cantidad (al número de parejas que han solicitado las pruebas genéticas) es con toda certeza una cortina de humo”. Es decir que Israel no pide pruebas de ADN para corroborar el acervo genético judío, como lo haría otrora el nazismo con la raza aria. Cuatro judíos fundamentalistas religiosos no representan a todo un país ni al pueblo judío.

Cuando aclaro este tipo de polémicas siempre me viene a la cabeza el juego del teléfono roto, ese divertido juego con el que solíamos pasar el tiempo antes de que hubiese aplicaciones o la PlayStation. Para quien no lo recuerde, o en su país se llame de otro modo, consistía en que un niño decía muy rápido una palabra o una pequeña frase a un segundo niño y este aun tercero, y este a un cuarto… y así hasta que llegaba a oídos del último niño y todos reíamos porque la palabra en cuestión no era en absoluto ni parecida.

Sin embargo, ya de adultos, estos juegos no nos divierten, nos duelen y causan dolor a otros. Producen prejuicios, miedo, rechazo y finalmente odio. Estamos tan acostumbrados a las fake news que no nos sorprenden ya los disparates y las difamaciones. Y cuando escuchamos que los judíos realizan pruebas genéticas para demostrar la judeidad ya nadie se inmuta porque, lamentablemente, estamos muy acostumbrados al odio a Israel

Yom Rishon 17 de Adar II 5779

DavidYabo

Israelí, divulgador de historia judía y arqueología bíblica. Formándome en El Seminario Rabínico Latinoamericano. La golá te mata o te hace más fuerte, así que voy para Rabino.

1 comentario

Hannah · 24 de marzo de 2019 a las 16:45

Com sempre. Magnífic!!

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