Hebrón como modelo alternativo: entre el colapso de Oslo y la lógica de los clanes.

Esta semana, un artículo publicado en The Spectator por el analista británico Jonathan Sacerdoti ha sacudido el panorama de Oriente Medio con una propuesta tan audaz como inesperada: la creación de un “Emirato de Hebrón” autónomo, liderado por clanes palestinos locales que estarían dispuestos a romper con la Autoridad Palestina, reconocer a Israel como Estado del pueblo judío y sumarse —sí, leíste bien— a los Acuerdos de Abraham.

La noticia, respaldada también por medios como The Wall Street Journal e Israel Hayom, parte de una carta enviada al ministro Nir Barkat por varios sheikhs de Hebrón, quienes expresan su hartazgo con la corrupción, el radicalismo y el estancamiento político de Ramala. En su lugar, proponen una visión alternativa: volver a las raíces del liderazgo local, del pacto tribal, de una política de proximidad que busque seguridad, prosperidad y realismo en vez de sueños panarabistas o utopías fallidas.

Lo más fascinante no es solo el contenido de la carta, sino dónde ocurre esto: Hebrón, una de las ciudades más antiguas del mundo, con una historia tan densa como su arqueología. Ciudad de patriarcas, capital temporal del rey David, epicentro de conflictos modernos… y ahora, quizás, laboratorio de una nueva fórmula política.

Para entender esta propuesta en toda su profundidad —y lo que implica— es necesario mirar atrás: al texto bíblico, a la historia tribal, al desarrollo del islam local y a la compleja red de clanes que hoy dominan la vida hebronita. Porque para entender el futuro político de Hebrón, hay que excavar en su pasado.

Hebrón: De patriarcal a… ¿emirato?

1. Hebrón en la Biblia: epicentro de legado

  • De Hebrón en el Tanaj, hogar ancestral de Abraham, Isaac y Jacob, con la famosa cueva de Majpelá, sitio de enterramiento de los patriarcas.
  • Tras la entrada de David en escena, fue su primera capital durante siete años y medio antes de mudarse a Jerusalén.
  • Era ciudad levítica y de refugio (Números 35; Josué 21), un pequeño pero significativo centro tribal en Judá.

2. Del califato al Mandato: orígenes del poder local

  • Aunque islámico desde el siglo VII, mantuvo presencia judía continua, perturbada por la masacre de 1929 y luego recuperada tras 1967  .

  • En el Mandato y luego bajo Jordania, fue modelo de ciudad con peso de clanes urbanos (como Tamimi, Jabari o Qawasmeh), que actuaban como intermediarios políticos.

3. Clanes, comerciantes y tribalismo moderno

  • Hebrón hoy es una mezcla de sociedad urbana, empresarial e islámica, dominada por clanes influyentes  .

  • El clan Jabari, por ejemplo, ha sido históricamente pro-Jordania y cuenta con ramificaciones económicas mediante la Cámara de Comercio, fuertemente autónoma respecto a Ramala.

  • Otros clanes como Qawasmeh (asociado a Hamás) controlan facciones más radicales.

4. El proyecto actual: un “emirato” pragmático

En julio de 2025, cinco (luego ocho, trece) sheikhs locales firmaron una carta proponiendo algo sin precedentes:

  • Que Hebrón se desligue de la Autoridad Palestina y cree un “Emirato de Hebrón” autónomo  .
  • El emirato reconocería al Estado de Israel como el Estado nación del pueblo judío, recíprocamente.

  • Se propone un modelo inspirado en los Emiratos Árabes Unidos: autonomía clánica, federación, poder local fuerte.

  • También se propone un plan económico: espacio conjunto de más de 1.000 dunams, mano de obra progresiva (1.000 → 5.000 → 50.000 trabajadores), con compromiso de “tolerancia cero al terrorismo”.

5. ¿Por qué ahora?

  • El desastre que, según los sheikhs, provocó Oslo: muerte, corrupción, fracaso económico.

  • La fractura generada después del 7 de octubre de 2023 y la suspensión de permisos de trabajo, que amplificaron el descontento.

  • Una oportunidad para recobrar autonomía local, romper con modelos políticos fracasados y recuperar estabilidad y empleos.

6. Contexto histórico: vuelta al modelo tribal

  • En la época bíblica (juicios, reinos divididos), cada región tenía líderes propios, con pactos temporales.
  • Los clanes de Hebrón proponen una estructura similar: sin Estado palestino centralizado, sí alianzas locales pragmáticas —al estilo de la federación tribal de los Jueces.

  • Como decía el Jueces 21:25: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”… ahora con un plan financiero e incluso… con humor tribal.

7. Riesgos y realidad

  • Legitimidad: ¿Los sheikhs representan a la mayoría? Algunos lazos claniles son controvertidos (Qawasmeh – Hamás), otros más moderados (Jabari – comercio).

  • Resistencia de la AP: perderían influencia directa, además de posibles tensiones internas, incluso violentas.

  • Respuesta internacional: Israel está “cautelosamente receptivo” (Barkat, Netanyahu), la comunidad internacional observa expectante.

  • Pueblo palestino: ¿aceptarían un emirato local tras décadas de aspiraciones nacionales?

 

Hebrón propone volver al pasado premoderno –o la prehistoria bíblica– con un giro audaz: autonomía local, alianzas económicas con Israel y una clara ruptura con Ramala. Si lo llevas a un formato infográfico: muestra Hebrón con sus clanes, el eje Jabari–Qawasmeh, la ruta de los permisos de trabajo israelíes y la comparación con uno de los EAU.

Está claro que si Abraham levantara la cabeza y viera que Hebrón se convierte en un ‘emirato’, probablemente preguntaría: ‘¿Dónde firmo?’

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Seis meses después… así empezó todo

Las primeras 24 horas

Rumbo a cumplir un sueño tras 22 años de espera, recibo en mi móvil una notificación por SMS:


“Tu vuelo LY392 de Barcelona a Tel Aviv del 29.12, previsto para las 22:50, despegará el 30.12 a la 1:30.”


Ma laasot —¿qué le vamos a hacer?— pienso. Si he podido aguantar dos décadas para ser ciudadano jerosolimitano, puedo esperar unas horas más. Todo es para bien, me repito.

Llego al aeropuerto, solo, con cinco maletas, una de mano, una mochila y un cuadro. Nos informan que, por el retraso, la facturación comenzará dos horas y media más tarde. Segundo ma laasot de la noche… y no iba a ser el último. Solo estábamos comenzando.
Nos entregan un baucher para la cena, pero no hay nada kosher en todo el aeropuerto. Mi cena se reduce a patatas Lays y agua.

Para mi sorpresa, me ofrecen adelantar mi vuelo retrasado: tomar el de las 18:30 —también con retraso— que tiene asientos libres. Despega hacia las 23:30. Acepto encantado, sin sospechar lo que me esperaba al aterrizar.

Durante la facturación me apremian a pasar el control de seguridad porque las puertas ya están abiertas. Corro, pero mi cuadro no cabe en los escáneres, así que tengo que salir y volver a entrar por otro punto. Con la chaqueta en una mano, la maleta en la otra, la mochila al hombro y el cuadro arrastrando, me indican un nuevo acceso.

Y ahí empieza el embrollo: en la mochila llevo reproducciones de piezas arqueológicas. El personal de seguridad sospecha que estoy expoliando patrimonio nacional. Les muestro un libro con una imagen del Calendario de Guezer, una de las piezas, para probar que es una copia. Les enseño los correos de la empresa que lo reprodujo… nada. Llaman al “experto”. Su parsimonia se podía medir en años luz. Apareció al cabo de un buen rato, me miró como si le molestara que yo existiera y, tras un vistazo perezoso, me dejó marchar.

Corro de nuevo a la puerta de embarque. Faltaban tres pasajeros. Subo. Respiro. Pido dos vasos de agua y doy gracias a Di-s.

El vuelo es tranquilo, aunque no consigo dormir. Estoy a punto de aterrizar en mi nueva casa, en el barrio de Arnona, a tan solo tres cuartos de hora caminando del centro espiritual del mundo: Har HaBait, el Monte del Templo.

Al aterrizar, estallan los aplausos típicos de los pasajeros israelíes. Salgo rápido. Me espera Elana, una conocida de mi futura compañera de piso, que amablemente se ofreció a llevarme a Jerusalén en su furgoneta: imposible subir al tren con tanta maleta.
Mi querido amigo Ariel Kanievsky no pudo venir porque ese mismo Shabat falleció su padre, Miguel ben Paulina z”l. Que su alma sea elevada.

Y entonces, otra vez ma laasot: mis maletas no han llegado. Toda mi ropa y libros —cuatro maletas llenas de libros— estaban perdidos entre Barcelona y Tel Aviv. Era la tercera vez que me pasaba ese año. Hice la reclamación. Me dijeron que llegarían “mañana”.
—Señorita —le dije—, estamos en el lugar idóneo para creer en milagros, pero hasta que lleguen, no tengo ropa. No cae del cielo como el mán (maná), ¿qué solución me dan?
Me ofrecen 200 dólares… en Israel, eso apenas cubre una camiseta y unos pantalones.

Llego a casa tras una hora de viaje. Me espera Marisol, mi compañera de piso: una judía argentina que lleva casi dos décadas en Israel y que pronto se convertiría en mi ángel de la guarda. Me acompaño en todos los trámites, al punto de pedirse un día libre para acompañarme al banco y a la compañía de telefonía.

La burocracia israelí es una coreografía de absurdos: el banco no te abre una cuenta sin un móvil israelí, pero la compañía no te da una línea si no tienes una cuenta en el banco. Bienvenidos a la Start Up Nation, también conocida como la Silicon Valley del Oriente Medio.

Mi primer día en Jerusalén se resume en discutir con un banco donde aún no tengo dinero, intentar comunicarme con una telefónica que no puede llamarme, y comprar ropa para sobrevivir los próximos días. La visita al Kotel, bien entrada la noche, no faltó. Saber que ahora puedo acudir no como turista sino como vecino es un regalo que no se puede describir.

El día siguiente, último del calendario gregoriano, lo dediqué a más trámites y a seguir esperando mis maletas. Sabía que no llegarían aún, pero uno nunca deja de esperar.
Ese día me convertí oficialmente en ciudadano de Jerusalén, capital espiritual del pueblo judío y capital física del Estado restablecido de Israel.

Cuatro mil años de historia que ahora incluyen también el nombre de David Díaz Yabo.


Y por eso digo que la esperanza no se pierde jamás.

בְּשׁוּב ה׳ אֶת שִׁיבַת צִיּוֹן – Cuando trajo el Eterno a los que volvieron a Sión

בס״ד

La octava línea del famoso Decreto de Ciro (539 a. e. c.) marca un hito importantísimo en la historia del pueblo judío. Cita así: 

𒀀𒂍𒋗𒍪 𒅖𒆪 𒌑 𒊩𒆷𒈬 𒊭 𒉌𒋛𒋗𒍪 𒀀𒍝𒁁

Bītātišunu aškun u šalmu ša nišīšunu aṣbat

Liberé a los pueblos oprimidos y devolví a sus hogares a los exiliados 
que habían sido deportados

Pero antes, un poco de contexto:

Con la muerte de Josías rey de Judá (609 a. e. c.) a manos de los egipcios, la plena soberanía judía se desvaneció. Sin embargo, Egipto no gozaría mucho de su conquista puesto que cuatro años después, Nabucodonosor II rey de Babilonia los derrotó en la batalla de Carquemis, de modo que Judá pasó a manos babilónicas. 

Tras un primer sitio y posterior conquista de Jerusalén (597), Nabucodonosor II deportó a Babilonia al rey Joaquín junto a los nobles y ciudadanos de la élite judaíta, mientras que los campesinos y el resto quedaron en Judá. Nabucodonosor decidió poner como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, que terminó por rebelarse contra Babilonia en el año 594. El resultado fue dramático: en el año 587 Nabucodonosor II arrasó Judá durante dieciocho largos meses y volvió a poner sitio sobre Jerusalén. 

En Las Crónicas Mesopotámicas de los primeros años de Nabucodonosor II, las cuales registran la batalla de Carquemis (605 a.e.c) y la captura de Jerusalén (597 a. e. c), podemos leer sobre estos acontecimientos:

𒌨𒄿𒅖𒄑𒇷 𒀀𒄑𒇷𒉡𒀀𒄑𒇷

u ṣītišu ana ḫarāši IAHUDU

Y sitió la ciudad de Judá (Jerusalén)

𒄑𒉡𒄷𒅆𒀀𒇲𒋢𒉌𒁹

u ina 2. ūmi šanāti Adaru, ālū bītātišunu u ḫaršu šarru

Y en el segundo día del mes de Adar, tomó la ciudad y capturó al rey

Jerusalén cayó tras meses de asedio en el año 586 y fue arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos por inanición. Sedecías fue apresado y antes de que le arrancaran los ojos, contempló cómo mataban a todos sus hijos. Acto seguido fue enviado como esclavo a Babilonia donde murió encadenado.

El sitio de Jerusalén está considerado como un episodio apocalíptico debido a su dureza. El hambre y la desesperación en la ciudad quedaron reflejados en el Libro de las Lamentaciones 4:10:

יְדֵי, נָשִׁים רַחֲמָנִיּוֹת בִּשְּׁלוּ, יַלְדֵיהֶן; הָיוּ לְבָרוֹת לָמוֹ, בְּשֶׁבֶר בַּת עַמִּי

Las manos de las mujeres hasta ayer, plenas de compasión, han cocido a sus propios hijos.
Éstos fueron su alimento durante la destrucción de la hija de mi pueblo.

A diferencia del resto de pueblos que fueron diluyendo su identidad, el pueblo judío mantuvo la esperanza de regresar. Quizás, la frase que mejor refleje este anhelo la encontramos en el Salmo 137:1

עַל נַהֲרוֹת בָּבֶל שָׁם יָשַׁבְנוּ גַּם בָּכִינוּ בְּזָכְרֵנוּ אֶת צִיּוֹן

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos
y también llorábamos
recordando a Sión

Tras setenta años de exilio judío, Babilonia cayó en manos del Imperio Persa y Ciro I el Grande, el único personaje bíblico no judío ungido por Di-s, decretó el regreso de los judíos a Judá, ahora provincia persa de Yahud de la región de Eber Nari (al otro lado del río), además de a otros pueblos sometidos por los babilónicos tal y como se cita en su mencionado decreto, además de en los libros de Esdras 1:1-4 y 2 Crónicas 36:22-23:

𒀀𒂍𒋗𒍪 𒅖𒆪 𒌑 𒊩𒆷𒈬 𒊭 𒉌𒋛𒋗𒍪 𒀀𒍝𒁁

Bītātišunu aškun u šalmu ša nišīšunu aṣbat

Liberé a los pueblos oprimidos y devolví a sus hogares a los exiliados 
que habían sido deportados

Desde entonces, retornar a Sión -Sión como sinónimo de Jerusalén-, ha estado siempre latente en el corazón de cada judío que, por circunstancias de la vida, ha permanecido fuera de la Tierra de Israel.

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Mientras leéis estas líneas pongo rumbo a Sión para asentarme de nuevo en la Tierra de Israel, pero esta vez en Jerusalén. Siento un profundo orgullo de ser parte de la milenaria historia de nuestra capital física (Estado de Israel) y espiritual (judaísmo), elementos indivisibles como lo es Jerusalén. 

Parafraseando uno de los libros más inspiradores y aprovechando esta época, Jánuca: Ni hemos ocupado tierra extranjera ni nos hemos apoderado de bienes ajenos, sino de la herencia de nuestros antepasados, que ha estado algún tiempo en poder enemigo injustamente. (I Macabeos 15,35).

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No cocinarás el cabrito, en la leche de su madre

בס״ד

Seguramente no encontraremos en toda la Torá (Pentateuco) un versículo más extraño y a simple vista tan ilógico, y que tantos quebraderos de cabeza ha dado y continúa dando día de hoy que el de “No cocinarás cabrito, en la leche de su madre”.

Vivir conforme a los preceptos de la alimentación kosher no se limita a que no podamos comer cerdo o marisco, sino que entraña alguna que otra particularidad. La shejitá (sacrificio) también es muy importante, ya que existen cinco situaciones que pueden volver taref (no apto para el consumo judío), a un animal kosher. La carne kosher puede dejar de serlo si ésta fue cocinada en un recipiente que fue utilizado anteriormente para el consumo de carne no kosher, de igual modo si se cocinó algo lácteo, aun si fuese kosher, ya que otro de los preceptos más distintivos del kashrut es la prohibición de juntar carne con lácteo, y es precisamente del origen histórico de este precepto que trata este artículo.

¿Es posible que durante tres mil años hayamos podido mal interpretar ese “No cocinarás el cabrito en la leche de su madre”? Y de ser así, ¿qué consecuencias podría acarrear?

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Antes de hacerlo, una pequeña advertencia: si eres shomer kashrut y no aceptas el carácter histórico de las prácticas y tradiciones judías, te recomiendo no leer este artículo.

Deja salir a mi pueblo, Men-jeper-ra

בס״ד

Existen muchas teorías sobre la datación de la salida del Pueblo de Israel de Egipto, y yo voy a presentar la mía basándome no solo en el texto bíblico, es decir, en el Tanaj, sino también en los extrabíblicos, la gramática egipcia y hebrea.

La Torá nunca menciona el nombre de los faraones, pese a que fueron varios reyes de Egipto los que, según el relato bíblico, mantuvieron contacto con alguno de los líderes de nuestro pueblo. Esto puede deberse a una mala traducción del texto bíblico ya que el término que la Torá emplea para Faraón es Par’ó פַּרְעֹה, que suena prácticamente igual que la palabra egipcia 𓉐 𓉻 prˁȝ (per-’a), que comenzó a emplearse en la XVIII Dinastía, y cuyo significado es Casa (per) Grande, o Palacio. Actualmente, cuando se emite una declaración del gobierno de los Estados Unidos solemos oír la expresión “la Casa Blanca no tiene comentarios”, en lugar del nombre del presidente de turno, o para el gobierno de España “la Moncloa informa”, o “el Kremlin discute” …, etc., por lo que el texto bíblico podría referirse a “la oficina del gobierno de Egipto”, y no al título del Rey de Kemet.

Según el Libro de Reyes, en el año cuatrocientos ochenta después de la salida de los hijos de Israel de Egipto, al cuarto año del reinado de Shlomó sobre Israel, en el mes de Ziv, que es el segundo, que él comenzó a construir la Casa del Eterno, es decir, en el año 967 a. e. c., un dato aproximado que coinciden escritos extrabíblicos de autores asirios y egipcios.

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Torat Hagmul, la teoría de la retribución

בס״ד

El Libro de Iyov (Job) comienza describiendo una tierra imaginaria, Utz[1], es decir Oz, y la vida de ensueño del protagonista[2], Iyov. Es fácil sentirse identificado desde el primer momento ya que, desde la infancia, el modelo de vida social y normativo que recibimos de nuestros padres se resume en formar una gran familia y prosperar en la vida. Sin embargo, un pequeño gran grupo tuvo que proyectar su existencia en base a esa tierra imaginaria y mágica donde los sueños que te atreves a soñar se hacen realidad[3], huir del sentimiento de culpa y la soledad. Somewhere over the rainbow… Aquella tierra lejana y mágica acabó por convertirse en el refugio para los amigos de Dorothy[4], ajeno al sufrimiento en el que transcurrían sus vidas por ser diferentes.

וַיִּוָּלְדוּ לוֹ שִׁבְעָה בָנִים, וְשָׁלוֹשׁ בָּנוֹת

Y naciéronle siete hijos y tres hijas

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La composición del Talmud

בס״ד

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El Talmud se ha desarrollado durante 18 siglos en lugares muy dispersos: La Tierra de Israel (siglo II), Babilonia (III-VI), Túnez (X y XI), Francia (Rashi XI), Francia y Alemania (XII-XIII), Italia (XVI y XVII) y Polonia (XVII y XIX) Pero lo más fascinante es su composición:

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Conquistas egipcias e invasores del Egeo – Orígenes de un conflicto moderno

בס״ד

Existe una corriente política que hace del anacronismo su estandarte. Dicha corriente afirma, sin aportar pruebas, que Palestina existió mucho antes de que el Pueblo de Israel comenzase a forjar su identidad espiritual en la región que comprende entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

El objetivo de este trabajo es aportar pruebas arqueológicas y relatos egipcios que demuestran, sin lugar a duda, el origen real de un pueblo no semita -filisteos- al que la narrativa palestina recurre para justificar una inexistente patria milenaria. Para ello he accedido a registros de la XVIII Dinastía, responsable de la expansión territorial jamás conocida de la historia egipcia, que abarcaba desde el Nilo hasta el Éufrates. El Imperio Nuevo se destacó por sus numerosas campañas militares que sirvieron para saciar el corazón en las tierras extranjeras  (Urk. IV 9, Babón: 2003, 45), un corazón que aún clamaba venganza contra los aliados de los Hicsos, un pueblo asiático que ocupó el trono de Egipto durante más de un siglo.

Desde que Amenofis I comenzó a saciar su corazón, trescientos años de campañas entre el mediterráneo y el Jordán y ni un solo registro histórico de la basta documentación egipcia que mencione una región con el nombre de Palestina.

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Heródoto y la región de Palaistine

בס״ד

Los detractores al Estado del pueblo judío argumentan, sin haber leído al autor griego, que Palestina ya existía en tiempos de Heródoto (siglo V a. e. c.), con el fin de justificar una narrativa palestina, muy cogida por los pelos, de la existencia de una entidad independiente «desde Jordán hasta el Mediterráneo» en tiempos antiguos. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, Heródoto, pese a  ser considerado tradicionalmente como el ‘padre de la Historia’ en el mundo occidental es un personaje cuestionable y cuestionado en múltiples ocasiones. Un ejemplo nos lo ofrece Manuel Balasch -de quien hago mi fuente para escribir parte de este artículo-, explicando la confusión de Heródoto con el linaje de los lacedonios, su creencia en leyendas que da por verídicas o errores geográficos flagrantes. Algo comprensible si se alimentaba de recopilar historias de lugareños.

Heródoto de Halicarnaso (actual ciudad de Bodrum, en la costa mediterránea turca) llegó a escribir nueve libros en los que narraba sus viajes por Asia, África y Europa dando así forma a su gran obra Historias, centrándose en las rivalidades entre persas y griegos, y algún que otro cotilleo y líos de faldas. Y sí, en sus viajes el escritor griego hace mención a palaistine (Παλαιστίνῃ = Tierra de los Filisteos). Como ya explica Manuel Balasch en su edición de Heródoto Historias (Cátedra, Letras Universales), el término Palestina en Heródoto no es unívoco, pues a veces significa el ámbito geográfico y otras aproximadamente el territorio que conforman el actual Estado de Israel. Hasta en seis ocasiones menciona dicha región

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Majatzit HaShekel

בס»ד

Desde hace tres mil años por estas fechas llevamos a la práctica una donación muy especial; el Majatzit HaShekel. Consistía en una ofrenda anual que se realizaba al Templo de Jerusalén para su mantenimiento, y que servía además para censar al pueblo.

Nos dice la Torá;

הֶעָשִׁיר לֹא יַרְבֶּה, וְהַדַּל לֹא יַמְעִיט

Será igual para el rico y para el pobre

Shmot / Éxodo 30, 15

La Torá es muy clara; tanto ricos como pobres deberán de donar exactamente la misma cantidad: medio shekel. Lo que ya no está tan claro es cuánto donar a día de hoy. Y aquí viene lo más interesante y es que el judaísmo no es algo estático, sino que evoluciona y se adapta, por lo que cada comunidad a lo largo de los siglos ha establecido sus propias normas, también para establecer esta ofrenda a día de hoy.

  • La costumbre más extendida es donar el valor actual de 9,6 gramos de plata, que era el peso aproximado del medio shekel de la época: unos 6,23€ (2023). Hay también quienes aseguran que el peso era de 8,5 gramos, y otros lo suben a 10 gramos.

  • Existe otra costumbre de dar tres “medias monedas” del país donde uno vive, en la época en la que vive. Por ejemplo aquí en España daríamos tres monedas de 50 céntimos ¿Que por qué tres monedas? La parashá, sección semanal de la Torá, donde nos habla del Majatzit HaShekel escribe la palabra Trumá, donación, en tres ocasiones.

  • Según el Gaón de Vilna solo hace falta una “media” moneda.

  • Según otra opinión, la moneda debe tener acuñada la palabra “medio” o “mitad”.

  • Y según otra opinión, no hace falta este detalle.

  • La costumbre que estableció Rav Shlomo Zalman Oyerbajen Estados Unidos fue la de donar tres monedas de plata de medio dólar;  muy importante: si tenéis en vuestra posesión el medio Dólar de Kennedy aseguraos que sea la acuñada en 1964, ya que las series siguientes contiene menos plata.  Sin embargo, según enseña el RavKanievsky en su libro Derej Emuná, esta costumbre solo puede ser aplicada dentro de EEUU, ya que es en dicho país donde tiene valor.

  • Por otra parte, el Rav Elisahiv argumentaba que se ha de darlas tres monedas de medio dólar de plata, y luego dar tres medias monedas del lugar donde uno vive.

Y existen más interpretaciones.

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Ahora bien, la segunda gran pregunta es Cuándo darlo

Unos dicen antes de Minjá, otros después de Minjá e incluso quienes defienden que sea antes de la lectura de la Meguilat. Aunque también hay quienes dicen que puede darse en la mañana de Purim.

¿Y quién la ofrece? Según la Torá personas mayores de 20 años. Pero nuestros jajamim de bendita memoria nos dicen que los mayores de 13 años. Otros más jajamim si cabe nos dicen que también las mujeres y niños. E incluso por el feto de una mujer embarazada (Mishná Berurá).

Según ciertas opiniones esta donación va al mantenimiento de la sinagoga, otros opinan que en la diáspora se ha de mandar a los sabios de Israel e incluso para el Kerem Kayemet leIsrael, el Fondo Nacional Judío.

Lo único en lo que todos coinciden es en que al entregar la donación se ha de decir:

Zejer Lemajatzit HaShekel

Réplica de un Majatzit haShekel del siglo I, en el primer año de la Gran Rebelión judía contra Roma. Inscripción «Jerusalén santificada»

Utilizad la costumbre de vuestra comunidad, o la que os apetezca. Lo más importante es continuar con la tradición.