Según el relato bíblico hace aproximadamente 3.700 años Abraham al no contar con un descendiente que heredase sus tierras a causa de la esterilidad de Sara éste optó aconsejado por su mujer que frecuentase a su esclava egipia Agar, para que le diese un hijo y nombrarlo heredero de todas sus posesiones. Ismael, primogenito de Abraham, le fue arreatado el puesto de heredero por su hermanastro Isaac hijo de Abraham y Sara – que finalmente pudo dar a luz -. Finalmente Sara le ordenó a Abraham que expulsase a la egipcia de su tienda junto con su hijo por que ésta se burló de ella.
Los descendientes de Ismael serían los actuales musulmanes, y al ser descendientes también de Abraham reclaman al igual que los judíos la Tumba donde está enterrado Abraham.
Actualmente es el ejército israelí quien controla la ciudad. Tras el estallido de la II Intifada que costó la friolera cifra de casi 1.000 israelíes asesinados en menos de 5 años, se han cerrado calles, comercios y en ocasiones se impone el toque de queda siempre que la situación lo requiera para evitar nuevos estallidos de violencia entre la población árabe (150.000) y judía (7.500).
Resulta curioso que los dos lugares más sagrados para la religión judía – el Monte del Templo y Majpelá –, son de muy complicado acceso para el público judío debido a imposiciones y prohibiciones árabes como el waqf jordano o la autoridad palestina.
Si de prohibiciones de judíos se trata la explanada de las mezquitas se lleva el premio. Aunque técnicamente lo controla Israel, está terminantemente prohibido (por órden de autoridades religiosas musulmanas del waqf) que un no musulmán rece sobre la explanada. Hasta el punto llega la paranoia que incluso está prohibido incluso cerrar los ojos (de forma prolongada) y mecerse «hacia adelante y hacia atrás« por ser una característica típica del rezo judío.
La explanada de las mezquitas se convierte así, junto con el barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en los dos únicos lugares en todo el Estado de Israel donde NO existe la libertad de culto. Donde un judío, pese a encontrarse en su país, NO puede ser judío o mostrar su judeidad. Donde un judío ni tan siquiera puede caminar. Claro está si no quiere recibir una puñalada.
En Hebrón la cosa no deja de ser muy distinta.
La mezquita de Ibrahim como los musulmanes llaman a la Tumba de los Patriarcas cuenta con una mezquita para los musulmanes en el piso inferior hubicándose la sinagoga en el superior.
El acceso a la cueva que da a las tumbas está cerrado con candado. Las llaves las tiene el Waqf, un líder religioso musulmán que prohibe el acceso a los judíos. Desde la Guerra de los Seis Días (1967) que la región fue de nuevo a parar a manos judías – tras la expulsión y matanza (1929) por ordenes del gran Mufti de Jerusalem (y tío abuelo de Arafat) Hajj Amin al Husseini, de la milenaria comunidad judía de Hebrón -, tan solo en dos ocasiones una judía y posteriormente un grupo de varios judíos pudieron entrar a la Cueva. De forma que el segundo lugar más sagrado para nuestra fe queda fuera de nuestro alcance, una vez más.
Si tras la Guerra de los Seis Días el gobierno israelí permitió a los musulmanes seguir visitando y rezando en sus santos lugares y sus mezquitas, si hubo también para ellos libertad de culto, ¿por qué razón nos impiden acceder a nuestros lugares más sagrados con plena libertad?
Añadir que ir a Hebrón es muy arriesgado pues nunca sabes qué puede ocurrir en esa caótica ciudad. Nuestro autobús iba protegido con cristales blindados y entre los miembros de la excursión había gente debidamente armada. Que Israel no destruyese edificios ni mezquitas a los árabes demuestra que el principio de convivencia solo se puede aplicar al Estado Judío, no así al gobierno palestino (ANP).
Mi viaje transcurrió sin ningún contratiempo. Visitamos la sinagoga, rezamos slijot y después partimos hacia Jerusalén para terminar en la Tumba del Profeta Samuel.
Pero esta historia la dejo para más adelante.
Yom Revií 11 de Elul de 5772
Miércoles, 29 de agosto de 2012
דוד יאבו
David D. Yabo
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Tumba de los Patriarcas y Matriarcas |
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Armario donde se guarda la Tora |
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Para la protección del visitante judío. |
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