Lunes 3 de agosto de 2015
בס״ד
Dolor, solo dolor. Recuerdo, tristeza. Una vida rota por los desvaríos de un psicópata homófobo que se creía Dios para poder juzgar.
Israel vuelve a llorar. Otra de tus hijas acaba de morir. ¿Hasta cuando? ¿Cuando parará este odio y sin razón? Todo este dolor, ¿para qué?
Shira Banki z»l, de 17 años murió ayer. Fue brutalmente acuchillada el pasado jueves durante la marcha del Orgullo Gay de Jerusalén por un psicópata, tal y como fue descrito en la web de Kikar Shabat, el medio de comunicación más grande e influyente del mundo ultraortodoxo en Israel. Un judío fundamentalista y psicópata, pero también homófobo, que atentó no solamente contra la vida de una joven llena de vida sino contra los valores del judaísmo, contra los valores de nuestra democracia y contra el derecho a la vida y la libertad de vivirla. No hay cabida en el judaísmo ni tampoco en la sociedad israelí para psicópatas homófobos. Los repudiamos a todos. Debemos repudiarlos e incluso ir aun mas lejos y extirparlos de nuestro pueblo.
La condena fue unánime en el sector político israelí, también en el religioso. Como ya mencioné antes, la web ultraortodoxa Kikar Shabat condenó el ataque perpetrado por un miembro de su comunidad, un jaredí. Un ultraortodoxo. La condena simplemente se centró en el acto en sí, en la acción e intención de matar y asesinar a sangre fría a unos adolescentes. Pero se trataba de un texto completamente alejado de una cruda realidad que no condenan, sino todo lo contrario, incitan al rechazo del individuo homosexual. Un rechazo radical y fundamentalista. Llega al extremo tan dramático de adolescentes jaredíes que ven en el suicidio la única solución de acabar con el problema tras descubrir que les es imposible asumir su homosexualidad. Y los que la asumen se arriesgan a ser expulsados no solo de la comunidad sino del núcleo familiar, de su propio hogar. Los que guardan silencio por no deshonrar a la familia se ven obligados al matrimonio forzado con una mujer a la que jamás desearán y que nunca podrá sentirse deseada, amada o respetada como mujer. Desarrollarán una terrible frustración cuya única válvula de escape será recurrir al sexo anónimo y fugaz en parques y jardines o baños públicos. Y la sensación de vacío que les dejará al cabo del tiempo les hará caer en una espiral de culpabilidad haciendo de su vida y la de su familia un absoluto infierno. Podría llegar el caso de caer en una depresión hasta el punto de alimentar un auto odio. Y ya tendríamos los ingredientes para un otro psicópata en potencia.
Si no logramos detener el problema de raíz, Israel se enfrentará a una era de fanatismo nunca antes vista en nuestro país. Los cuatro gatos que representan estos y otros fundamentalistas serán en pocas décadas más numerosos y el mayor de nuestros problemas ya no será la pérdida de la identidad judía de Israel frente a la demografía árabe palestina, sino la pérdida de nuestros valores como judíos y la vergüenza de no haberlos defendido en su momento.
Palabras en recuerdo también a Ali Dawabsha, de 18 meses, brutalmente asesinado por unos terroristas, tal y como fueron bien definidos por autoridades políticas, militares y sociales israelíes. Judíos fundamentalistas en contra de la vida, de los valores democráticos, en contra de todo lo que representa el pueblo judío. Los repudiamos también a todos ellos. Debemos repudiarlos e incluso ir aun mas lejos y extirparlos de nuestro pueblo.
A ellos y a sus mentores.
Shira murió defendiendo nuestros derechos. Pese a no pertenecer al colectivo LGBT salió a la calle porque creyó justo defender nuestra plena igualdad y nosotros se lo agradeceremos por siempre.
Yom Shení 18 de Av de 5775
Lunes 3 de agosto de 2015
Lunes 3 de agosto de 2015
דוד יאבו
David D. Yabo
Categorías: LGBT
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