Heródoto y la región de Palaistine

בס״ד

Los detractores al Estado del pueblo judío argumentan, sin haber leído al autor griego, que Palestina ya existía en tiempos de Heródoto (siglo V a. e. c.), con el fin de justificar una narrativa palestina, muy cogida por los pelos, de la existencia de una entidad independiente «desde Jordán hasta el Mediterráneo» en tiempos antiguos. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, Heródoto, pese a  ser considerado tradicionalmente como el ‘padre de la Historia’ en el mundo occidental es un personaje cuestionable y cuestionado en múltiples ocasiones. Un ejemplo nos lo ofrece Manuel Balasch -de quien hago mi fuente para escribir parte de este artículo-, explicando la confusión de Heródoto con el linaje de los lacedonios, su creencia en leyendas que da por verídicas o errores geográficos flagrantes. Algo comprensible si se alimentaba de recopilar historias de lugareños.

Heródoto de Halicarnaso (actual ciudad de Bodrum, en la costa mediterránea turca) llegó a escribir nueve libros en los que narraba sus viajes por Asia, África y Europa dando así forma a su gran obra Historias, centrándose en las rivalidades entre persas y griegos, y algún que otro cotilleo y líos de faldas. Y sí, en sus viajes el escritor griego hace mención a palaistine (Παλαιστίνῃ = Tierra de los Filisteos). Como ya explica Manuel Balasch en su edición de Heródoto Historias (Cátedra, Letras Universales), el término Palestina en Heródoto no es unívoco, pues a veces significa el ámbito geográfico y otras aproximadamente el territorio que conforman el actual Estado de Israel. Hasta en seis ocasiones menciona dicha región

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Que en Av celebremos nuestro regreso a Sión

בס״ד

Según la tradición judía durante el mes de Av debe invadirnos un espíritu de tristeza al coincidir con fatídicos acontecimientos acaecidos durante el 9 de este mes en diferentes épocas de la historia; entre las más dolorosas y traumáticas se encuentran la caída y destrucción de Jerusalén y del primer templo tras la invasión babilónica (598 a. e. c.), y siglos después, la destrucción del segundo templo de Jerusalén a manos del Imperio Romano (año 70 d. e. c.). Un 9 de Av del año 135 también fue aplastada la rebelión de Bar Kojba -la soberanía judía no sería restablecida hasta 1948-, y la expulsión judía de España en 1492.

Durante el 9 de Av se acostumbra a ayunar como recordatorio de estas desgracias. Sin embargo, basándonos en una profecía de Zacarías, no solo exige su anulación sino festejar estos días con alegría a partir del momento que Jerusalén vuelva a estar bajo soberanía judía.

Caída de Jerusalén por Nabucodonosor II

Con la muerte del Rey Josías de Judá en el año 609 a. e. c. a manos de los egipcios la total independencia del reino de Judá desapareció por completo. Sin embargo Egipto no gozaría por mucho tiempo de esta victoria. Cuatro años después Nabucodonosor II de Babilonia derrotó a los egipcios en la Batalla de Carquemis. El Rey Joaquín de Judá, impuesto por los nuevos amos egipcios, viendo que hordas babilónicas se aproximaban hacia su territorio solicitó auxilio a Egipto para repeler la inminente invasión, una ayuda que nunca se produjo por lo que Judá pasó drásticamente a manos de Babilonia. Tras sitiar y conquistar Jerusalén en el año 597 a. e. c. Nabucodonosor II deportó al rey, a la nobleza y a la élite judaíta a Babilonia (campesinos y la clase baja permanecieron en la ocupada Judá), una práctica muy común de la época el transferir población indígena de un lugar a otro con el fin de poner fin a cualquier aspiración nacionalista. Sin embargo el pueblo judío exiliado jamás se olvidó Jerusalén.

Tablilla en texto cuneiforme localizada en Al Yahudu, o «la ciudad de Judá»,
una localidad babolínica con gran presencia de los exiliados judaítas de Judá.
Museo de las Tierras de la Biblia, Jerusalén

Nabucodonosor II decide entronar como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, y en el año 594 a. e. c. el rey judío acaba rebelándose contra Babilonia. El resultado fue del todo catastrófico; en el año 587 a. e. c. Nabucodonosor II arrasa completamente Judá y tras meses de asedio en el noveno día del quinto mes (9 de Av) del año 586 a. e. c. Jerusalén cae y es arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos de inanición debido al prolongado sitio. El Rey Sedecías cae preso y antes de que sus cautivos le arrancasen sus ojos puede contemplar cómo son torturados y asesinados sus hijos acabando así con cualquier posibilidad de sucesión al trono de Judá. Sedecías termina sus días encadenado en Babilonia.

En la Judá ocupada por babilonia, aún quedan judaítas encargados de cuidar y cultivar la tierra para, también, alimentar al ejército invasor. Nabucodonosor pone como gobernador de Judá a Guedaliá Ben Ajikam, que mantiene una relativa calma durante un breve periodo de tiempo bajo un humillante tributo a Babilonia. Debido al malestar general entre la población judaíta ante esta dependencia, surge una facción contra Babel liderada por Ismael Ben Netaniá que acaba por asesinar a Gedaliá, poniendo fin al asentamiento judío en la Tierra de Israel, hasta el regreso de los exiliados a Sión siete décadas después.

Tras setenta años de exilio judío cae Babilonia a manos del Imperio Persa y Ciro I el Grande decreta el regreso de los judíos a Judá, ahora provincia persa de Yahud. Su generosidad fue tal que no solo autorizó el regreso de los judíos (y otros pueblos sometidos por los babilónicos), además se aseguró de costear los gastos de la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Caída de Jerusalén por Tito

La convulsa época de los hasmoneos, linaje de los Macabeos que liberaron Judea de la tiranía seléucida (164 a. e. c.), trajo consigo una Judea a veces independiente y otras títere de potencias vecinas, cuando no víctima de guerras fratricidas. La última de ellas conllevó la pérdida de la soberanía judía hasta su recuperación durante la Rebelión de Bar Kojba en el 132 d. e. c.

A la muerte de Rey hasmoneo Alejandro, Salomé (Shlomzion) Alejandra quedó viuda, por segunda vez de un rey, convirtiéndose en la primera mujer en gobernar Jerusalén desde Atalía (842 – 835 a. e. c.). Mientras reinaba, su hijo Juan Hircano II asumió el cargo de Sumo Sacerdote. La dinastía hashmonea desde sus inicios incumplió la tradición judía de ungir como rey a descendientes de la Casa de David, auto proclamándose como reyes y asumiendo además las funciones del sumo sacerdocio, cargo que pertenecía por derecho a los descendientes del Sumo Sacerdote Sadoc desde los tiempos del Rey Salomón. Sin embargo Shlomzíon, al ser entronizada, siendo mujer tenía prohibido ostentar el sumo sacerdocio por lo que pasó a manos de su hijo.

Cuando Shlomzion murió en el 67 a. e. c. sus dos hijos Juan Hircano II y Aristóbulo II se disputaron el reino, siendo derrotado Juan Hircano II en Jericó.

En su exilio, Juan Hircano II entabló una fuerte alianza con Antípater II el idumeo -padre del futuro rey Herodes el Grande el constructor-, quien le ayudó a subir al trono haciendo que Aristóbulo II huyese a Jerusalén perseguido por el rey Aritas III el nabateo, pariente de Antípater II en el año 64 a. e. c. Mientras esto se acontecía en el sur, en el norte Pompeyo anexionaba Siria dando por finalizado el Imperio seléucida. Pompeyo, planeando seguramente futuras anexiones para Roma, se interesó por sus nuevos vecinos sureños y, a petición de los fariseos cansados de las luchas internas hasmoneas, medió entre los dos hermanos rivales.

Pompeyo acordó buscar una solución justa para ambos, sin embargo Aristóbulo II acabó por engañar a Pompeyo quien aprovechó esta oportunidad para conquistar Judea. Pasaron tres meses asediando Jerusalén hasta que las legiones romanas ocuparon Monte del Templo asesinando a sacerdotes y protectores. Murieron alrededor de 10 000 judíos. La monarquía hasmonea fue abolida y Pompeyo nombró a Juan Hircano II Sumo Sacerdote y gobernador de Judea, nombrando como su ministro a Antípater II, fundador de la dinastía herodiana.

Este fue el principio de la ocupación romana de la Tierra de Israel, que se hizo efectiva en el año 6 d. e. c. cuando Judea fue incorporada como provincia romana.

Fue entonces cuando la situación comenzó realmente a tensarse entre la población. Los romanos asumieron el derecho de nombrar al Sumo Sacerdote, lo que provocaron las primeras protestas judías. El Emperador Calígula aumentó el descontento popular cuando ordenó levantar una estatua suya en el Templo de Jerusalén. Estos y otros episodios fueron el detonante para que seis décadas después estallase la Primera Guerra Judeo-Romana (66-73).

El conflicto que derivó en la destrucción del segundo Templo comenzó como un pogromo en Cesarea organizado por los griegos y consentido por los romanos, cuyas legiones no intervinieron para detener la masacre. Luego del ataque, la población judía se enteró que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del tesoro del Templo, lo que hizo estallar la rebelión. El expolio hizo que el Sumo Sacerdote Eleazar Ben Ananías cesara las oraciones y sacrificios en el Templo en honor al emperador romano y mandó a atacar a la guarnición romana de Jerusalén. Tras esto, Cestio Galo reunió una importante fuerza en Acre para marchar hacia Jerusalén.

Los judíos repelieron las fuerzas romanas, pero no pudieron contra las cuatro legiones romanas (60 000 hombres)  del general Vespasiano que lograron aplastar la resistencia judía del norte en el año 68. En el año 69 Vespasiano fue nombrado emperador de Roma dejando a su hijo Tito encargado de continuar el asedio y tomar Jerusalén. Pero Tito no pudo romper las defensas de la ciudad en un solo asalto y el ejército decidió sitiar la ciudad.

Jerusalén estaba condenada pues la ciudad no disponía de suficiente agua y alimentos debido a que dos meses antes decenas de miles de peregrinos habían llegado a la capital por Pesaj, la pascua judía, y miles de jerosolemitanos murieron de hambre y de sed durante el largo asedio.

En el año 70 (año 3831 del calendario judío), del día 9 del mes judío de Av los romanos rompieron las murallas y saquearon la ciudad. Miles murieron en condiciones terribles tal y como relata el historiador Flavio Josefo durante el saqueo de la ciudad y la destrucción del Templo, y fueron robados los tesoros ocultos en él incluyendo la Menorá de oro puro. Este hecho quedó reflejado para la posteridad en el Arco de Tito, situado frente al Coliseo Romano y cuya construcción fue posible gracias a las riquezas saqueadas.

Luego de la destrucción del Segundo Templo y posteriormente la pérdida total de la soberanía judía (Tercera Guerra Judía contra Roma; 135), hasta 1948, el judaísmo tuvo que desarrollarse y evolucionar para amoldarse a un nuevo concepto: un judaísmo sin templo y sin tierra.

Con el restablecimiento de la soberanía judía en 1948, y la posterior reunificación de Jerusalén junto con Judea y Samaria en 1967, ¿debe el judaísmo amoldarse a una nueva realidad: un judaísmo sin templo pero con soberanía en nuestra tierra ancestral? ¿Debemos comenzar a dejar de llorar el pasado, alegrarnos por el presente y continuar construyendo nuestro futuro en la Tierra de Israel para luchar juntos contra cualquier amenaza externa?

El objetivo del ayuno es llegar al arrepentimiento, y si no lo hay el no comer durante 25 horas no sirve de nada.

Recordemos estos y otros sucesos acontecidos a lo largo de nuestra historia en la Tierra de Israel para reforzar nuestra identidad en ella y ser conscientes de nuestra responsabilidad de defenderla.

En el 9 de Av nos dicen que lloremos, yo os digo que además recordemos, y que también celebremos nuestro regreso a Sión.

Se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con su báculo de ancianidad en su mano. Y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y muchachas jugando

“El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del quinto (9 de Av), y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo, serán para la casa de Judá alegría y regocijo y festividades”.

Zacarías 8, 4-5, 8-19

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Yom Jamishí, séptimo día del mes quinto, 5779

Breve historia de la región de Palestina – la Tierra de Israel

בס״ד

Cinco mapas que explican brevemente los últimos 500 años la historia de la región de Palestina, simples al buen entendedor. Sin embargo la hasbará no trata de ser simples sino de explicar – hasbará viene del verbo leasbir, explicar, esclarecer -, y de hacer llegar al lector toda la información posible para que libremente pueda formarse una opinión.


Breve historia de la región de Palestina

Durante los cuatrocientos años de dominio otomano en Oriente Medio (1517-1917) nunca hubo una entidad Palestina independiente. La región geográfica de Palestina era parte integral de la provincia de Siria la cual a lo largo de los siglos sufrió diversos reajustes administrativos esto quiere decir que, por ejemplo, Jerusalén podría depender y pagar impuestos a su capital provincial, Damasco, o a la capital imperial, Constantinopla.

Con la desintegración del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, Reino Unido y Francia se repartieron Oriente Medio trazando fronteras según intereses políticos, imponiendo monarquías  – algunas continúan reinando, otras como la iraquí no duraron más que una promesa inglesa -, sin tomar en cuenta las diferencias étnicas, religiosas, culturales o tribales creando así el caldo de cultivo perfecto para mantener caliente toda la región hasta nuestros días. Y futuros.

En los siguientes mapas podemos observar la distribución etnico-religiosa actual en Medio Oriente, y guiándonos por conocimentos básicos de cada protagonista podemos entender los principales conflictos internos en cada país, su origen e incluso prever el fatal desenlace.

Distribución étnica (ver ampliado)

Distribución religiosa (ver ampliado)

La Sociedad de Naciones ordenó en 1922 a Reino Unido el establecimiento de un Protectorado Británico en la Tierra de Israel para “asegurar la creación de un hogar nacional judío”, comprometiéndose en la declaración Balfour (1917), al establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en la región de Palestina, como agradecimiento a los judíos palestinos por sus servicios a Su Majestad durante la Gran Guerra. Ya en la década de 1870 los judíos de la región y otros llegados de Europa comenzaron el proyecto de la construcción de un hogar nacional judío mediante la compra de tierra a terratenientes árabes y sin oposición de las autoridades otomanas.

Declaración Balfour

El Protectorado Británico de Palestina en la Tierra de Israel incluía al actual Estado de Israel, Jordania, la Franja de Gaza y Judea & Samaria (Cisjordania), y que en teoría todo e territorio iba a ser el nuevo “hogar nacional judío”. Sin embargo, las promesas británicas también hablaban de la creación de un estado árabe.

La ayuda árabe prestada durante la Gran Guerra, que consistió principalmente en desestabilizar desde dentro al poder otomano, fue visto con buenos ojos por el Imperio Británico por lo que también se comprometió en apoyar la creación de un Estado árabe por lo que Londres dividió su protectorado, y los judíos de la margen derecha del río Jordan fueron transferidos a la margen izquierda, a Palestina, prohibiendo incluso su residencia y permanencia en el futuro estado Jordano. Sin embargo los árabes de Palestina no fueron transferidos al nuevo estado árabe – Transjordania – , por lo que los judíos veían cada vez más lejanas sus aspiraciones de un hogar nacional judío.

En 1922 se creó el Emirato de Transjordania, ya sin presencia judía, recibiendo plena autonomía en 1929. En 1946, un año antes del Plan de Partición de Palestina de Naciones Unidas, Transjordania logró su independencia de Reino Unido. Sin embargo habían pasado ya 25 años del establecimiento del Protectorado Británico por la Sociedad de Naciones y aún no había avances para el hogar nacional judío, sino todo lo contrario. Los árabes que permanecieron en Palestina exigían la creación de otro estado dentro del futuro Estado judío, lo que conllevó a la creación de la Comisión Peel de 1937 que recomendaba la partición de Palestina en dos Estados y posteriormente la Comisión Woodhed de 1938 recomendaba la creación de un Estado Judío en las zonas con mayoría judía y un Estado Árabe en las zonas con mayoría árabe,  dando lugar en 1947 a la Resolución 181 de Naciones Unidas para la Partición de Palestina.

Votación en Naciones Unidas

A favor 33
En contra 13
Abstenciones 10
Ausencias 1

Los judíos renunciaron a más del 80% del territorio que originalmente iba a estar destinado a un Estado judío. Sin embargo, y a pesar de que más del 70% del hogar nacional judío aprobado por la Resolución 181 comprendía el extenso y árido desierto del Neguev, y no incluía a Jerusalén ciudad que pasaría a ser administrada por las Naciones Unidas, los judíos aceptaron.

Sin embargo, en 1948 seis ejércitos árabes declararon la guerra al recién independizado Estado de Israel, con el único objetivo de echar a los judíos al mar. Tras finalizar la guerra en 1950, Jordania y Egipto frustraron los planes de la creación de un estado árabe en Cisjordania, a la vez que Israel fortalecía su presencia en las líneas de armisticio de 1949, asegurando su supervivencia hasta el reinicio de las hostilidades, dos décadas después.

En 1967 un ataque preventivo israelí sobre Egipto evitó que Nasser invadiera con mil tanques y cien mil soldados el sur de Israel, amenaza cada día más real desde que tres semanas antes del inicio de la guerra el Presidente egipcio expulsó a las fuerzas de emergencia de Naciones Unidas de la Península del Sinaí, que presumiblemente se habían establecido para evitar un conflicto entre ambos países. Siria y Jordania formaron coalición con Egipto, a la que se unió también Iraq lo que ponía en una situación muy difícil al Estado judío. El 5 de junio comenzó el conflicto y en seis días Israel conquistó la Franja de Gaza junto con Península del Sinaí a Egipto, el este de Jerusalén junto con Judea y Samaria a Jordania y los Altos del Golán a Siria.

Durante las casi dos decadas de dominio jordano sobre Cisjordania en ningún momento se planteó la creación de un Estado árabe en Cisjordania, tal y como debió establecerse en 1950. Jordania continuaba reclamando a Israel los territorios conquistados en 1967 con el fin de establecer la Federación Árabe Unida jordano-cisjordana, plan que se vio ensombrecido dos años después por la Liga Árabe quien decidió en 1974 reconocer a la Organización para la Liberación de Palestina como el único representante del pueblo palestino, lo que llevó al Rey Hachemi en 1988 a renunciar a su pretensión de soberanía sobre Cisjordania en favor del pueblo palestino, para establecer un Estado Palestino independiente de Jordania.

En un acuerdo de Paz con Egipto, Israel se comprometió a devolver los territorios que había conquistado bajo soberanía egipcia en 1967. Una paz que continúa vigente.

Las relaciones entre Jordania y los nuevos nacionalistas árabes palestinos fueron muy tensas a principios de los años 70 a raíz del intento de golpe de estado organizado por fedayines palestinos que se rebelaron contra el Rey. Como represalia miles de palestinos fueron masacrados por las fuerzas jordanas y otros miles expulsados del país. Esto supuso la creación del grupo terrorista Septiembre Negro, responsable del asesinato del primer ministro jordano Wasfi al Tal en 1971 y de numerosos ataques en suelo jordano, israelí e incluso europeo, como el comando que entró en la Villa Olímpica en los Juegos de Munich de 1974 asesinando a la delegación israelí.

Tras la expulsión del liderazgo palestino de Jordania la OLP se estableció en Líbano para continuar sus ataques contra Israel. Mientras llevaba a cabo ataques terroristas forjaba una alianza con Siria, que había invadido el país de los cedros, y junto con milicias locales fueron responsables directos de la limpieza étnica de cristianos durante la guerra civil libanesa mientras el mundo enmudecía. Israel decidó intervenir para poner freno a los continuos ataques desde el norte del país lo que puso en marcha la Operación Paz para Galilea en 1982 que terminó con la expulsión de la OLP a Túnez en 1985.

Yasser Arafat entendiendo la precaria situación de la OLP en el plano internacional y dio el primer paso para un futuro reconocimiento por parte de Israel. En 1988 proclamó desde Argel la independencia del Estado de Palestina reconociendo implícitamente al Estado de Israel e incluso renunciar a la lucha armada.

Este gesto forzado fue muy significativo para Israel y en 1991 la Conferencia de Madrid reunió a israelíes y palestinos en una carrera por la paz.

La Conferencia de Madrid marcó el inicio del futuro Estado Palestino. Tras ese primer encuentro tuvieron lugar los Acuerdos de Oslo en 1993 que establecieron cierta soberanía palestina por primera vez en la historia en ciertas partes de Judea y Samaria / Cisjordania. A cambio los palestinos se comprometían a renunciar a la violencia y con ello Israel a retirar sus tropas de Cisjordania. Las tropas jamás llegaron a retirarse debido a los continuos atentados contra israelíes. En 1995 los Acuerdos de Taba (Oslo II) otorgaron más competencias a la Autoridad Nacional Palestina en las zonas de Cisjordania acordadas en Oslo I. En el año 2000 en Camp David surgió la Iniciativa Clinton; Jerusalén, desconexión de territorios, y refugiados fue una combinación que se tradujo en un desastre total y tanto Israel como la Autoridad Nacional Palestina se negaron a ceder a las peticiones del otro.

En 2000 el Primer Ministro israelí Ehud Barak ofreció a Arafat la creación del Estado palestino en el 90% de Cisjordania y entregar barrios árabes de Jerusalén para hacerla su capital. El rais palestino rechazó la propuesta. El estallido de la Segunda Intifada en ese mismo año provocó la ruptura de cualquier negociación hasta su finalización oficial cinco años después. Casi mil civiles israelíes perdieron la vida en discotecas, restaurantes y autobuses en atentados suicidas, cuya cifra se detuvo drásticamente con la finalización de la Valla de Defensa.

Entre tanto en 2002 la Cumbre de la Liga Árabe en Beirut sugería la normalización de las relaciones de La Liga Árabe con Israel a cambio de evacuación  total de Cisjordania y la Franja de Gaza, retorno de refugiados y la división de Jerusalén. Israel rechazó la exigencia. En 2003 el Cuarteto compuesto por Rusia, UE, EEUU y la ONU idearon una Hoja de Ruta para lograr la creación de un Estado Palestino y el compromiso del cese de atentados y la cuestión de los refugiados. En 2004 la UE presenta otra Hoja de Ruta para la creación de un Estado palestino.

A finales de la Segunda Intifada se acuerda un alto el fuego entre Israel y la ANP que finaliza dos días después tras un atentado de Hamás.

Ariel Sharón z”l cumple el Plan de Desconexión de la Franja de Gaza en 2005 y evacúa de forma unilateral todos los asentamientos judíos, cuya respuesta se traduce en la victoria electoral de Hamás y el lanzamiento continuado de misiles contra población civil israelí que dio origen a tres conflictos contra Hamás y un bloqueo legal a la Franja de Gaza. En 2006 Guilad Shalit es secuestrado por Hamás, que será liberado en 2011 a cambio de la liberación de 1.027 terroristas palestinos. En 2007 en la Conferencia de Annápolis se fijan las líneas fronterizas, se acuerda el desmantelamiento de las infraestructuras terroristas en Cisjordania y la Franja de Gaza, pero en la práctica continúan con la lucha armada.

En 2012 incumpliendo con los Acuerdos de Oslo – que establecen que cualquier acuerdo debe ser discutido por las partes y no de forma unilateral -, la Autoridad Nacional Palestina solicitó formalmente a la Asamblea General de Naciones Unidas su admisión y reconocimiento como Estado observador no miembro, solicitud que aceptada y aprobada por la Resolución 67/19 por 138 votos a favor, 41 abstenciones y 9 en contra. Un mes después la ONU sustituyó oficialmente el término Autoridad Nacional Palestina por Estado de Palestina.

Por último en 2013 en el marco de la reanudación del proceso de paz Abu Mazen exige a Israel como gesto de buena voluntad la liberación de 104 presos palestinos implicados en actividades terroristas encarcelados antes de los Acuerdos de Oslo. Tras la liberación la parte palestina renunció a continuar el diálogo y con ello la reanudación del proceso de paz.

A día de hoy no solo continúan suspendidas las negociaciones sino que el liderazgo palestino está en sus peores momentos. Con un presidente palestino débil políticamente y enfermo de salud y una lucha interna por alcanzar el poder junto con el temor de israelíes y palestinos de que con apoyo de Irán Hamás se apodere de Cisjordania, el futuro de un Estado palestino real y soberano – la Resolución 67/19 carece de legalidad internacional y no cumple con la Convención de Montevideo -, con fronteras reconocidas y territorio continuado cada vez está más lejos.

Yom Revi´i 7 de Tammuz de 5778
Miércoles, 20 de junio de 2018