Conquistas egipcias e invasores del Egeo – Orígenes de un conflicto moderno

בס״ד

Existe una corriente política que hace del anacronismo su estandarte. Dicha corriente afirma, sin aportar pruebas, que Palestina existió mucho antes de que el Pueblo de Israel comenzase a forjar su identidad espiritual en la región que comprende entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

El objetivo de este trabajo es aportar pruebas arqueológicas y relatos egipcios que demuestran, sin lugar a duda, el origen real de un pueblo no semita -filisteos- al que la narrativa palestina recurre para justificar una inexistente patria milenaria. Para ello he accedido a registros de la XVIII Dinastía, responsable de la expansión territorial jamás conocida de la historia egipcia, que abarcaba desde el Nilo hasta el Éufrates. El Imperio Nuevo se destacó por sus numerosas campañas militares que sirvieron para saciar el corazón en las tierras extranjeras  (Urk. IV 9, Babón: 2003, 45), un corazón que aún clamaba venganza contra los aliados de los Hicsos, un pueblo asiático que ocupó el trono de Egipto durante más de un siglo.

Desde que Amenofis I comenzó a saciar su corazón, trescientos años de campañas entre el mediterráneo y el Jordán y ni un solo registro histórico de la basta documentación egipcia que mencione una región con el nombre de Palestina.

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Heródoto y la región de Palaistine

בס״ד

Los detractores al Estado del pueblo judío argumentan, sin haber leído al autor griego, que Palestina ya existía en tiempos de Heródoto (siglo V a. e. c.), con el fin de justificar una narrativa palestina, muy cogida por los pelos, de la existencia de una entidad independiente «desde Jordán hasta el Mediterráneo» en tiempos antiguos. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, Heródoto, pese a  ser considerado tradicionalmente como el ‘padre de la Historia’ en el mundo occidental es un personaje cuestionable y cuestionado en múltiples ocasiones. Un ejemplo nos lo ofrece Manuel Balasch -de quien hago mi fuente para escribir parte de este artículo-, explicando la confusión de Heródoto con el linaje de los lacedonios, su creencia en leyendas que da por verídicas o errores geográficos flagrantes. Algo comprensible si se alimentaba de recopilar historias de lugareños.

Heródoto de Halicarnaso (actual ciudad de Bodrum, en la costa mediterránea turca) llegó a escribir nueve libros en los que narraba sus viajes por Asia, África y Europa dando así forma a su gran obra Historias, centrándose en las rivalidades entre persas y griegos, y algún que otro cotilleo y líos de faldas. Y sí, en sus viajes el escritor griego hace mención a palaistine (Παλαιστίνῃ = Tierra de los Filisteos). Como ya explica Manuel Balasch en su edición de Heródoto Historias (Cátedra, Letras Universales), el término Palestina en Heródoto no es unívoco, pues a veces significa el ámbito geográfico y otras aproximadamente el territorio que conforman el actual Estado de Israel. Hasta en seis ocasiones menciona dicha región

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Tres minutos en antena

בס״ד

Como ya expliqué en mi anterior publicación – Érase una vez… un fiasco de historiador -, cualquiera con un título cree tener el derecho de hablar de cualquier tema sin tener idea.  Puse como ejemplo al candidato a la Generalitat de Catalunya e historiador Xavier Domenèch quien firmó un manifiesto anti israelí la semana pasada, coincidiendo con el aniversario de la Partición de Palestina de 1947. Domenèch demuestra ser un historiador que no se rige por la epistemología, algo que no sólo encontramos en esta profesión, sino que también está muy extendida en el ámbito periodístico. Y con el tema de Palestina parece que hay carta blanca.

De la mano de Nieves Concostrina en el programa La Ventana vemos como nuevamente La Ser no defrauda si a anacronismo y mala praxis nos referirnos. Tratar de explicar en tres minutos escasos el derecho del pueblo judío a regresar a su patria ancestral -derecho recogido en la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General  (1960)-, haciéndolo de forma irónica y utilizando prejuicios medievales es un completo fiasco. Pero como he dicho, con el tema palestino hay carta blanca. Se permite decir en antena las mayores burradas inimaginables, como sugerir que el ideario sionista es exclusivamente religioso, que «Palestina existió hace cuatro mil años» o incluso negar la conexión judía con la Tierra de Israel.

El programa en cuestión lleva por título; “70 años desde que (para lavar su culpa) la ONU la lio parda en Oriente Próximo”.

Efectivamente, uno lee esto y de forma automática sabe que es un programa de relleno, porque conocimiento, objetividad y realidad más bien nada. Y queda demostrado con creces.

El primer anacronismo y falta de rigor histórico lo encontramos ya en el título, sin haber comenzado a escuchar el audio. Ese “para lavarse culpa” se refiere a la complicidad de Europa ante el Holocausto. Sin embargo, el exterminio de una tercera parte del pueblo judío finalizó en enero de 1945, mientas que la ONU fue creada varios meses después del final de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez Nieves se refería al sentimiento de culpa en la conciencia europea actual de convertir a Europa en el mayor cementerio judío en base a prejuicios antisemitas. Así, sí se entiende, así aceptamos barco como animal acuático.

Nieves comienza su particular explicación sobre el 29 de noviembre de 1947 de la siguiente manera: «La reclamación histórica judía para quedarse con Palestina es de hace cuatro mil años«. Anacronismo de nivel 1 – en una escala de tres, siendo el uno el más grave -: Palestina no existió por aquel entonces.

  • El término Palestina fue dado a esta región por el Emperador Adriano en el año 135 e. c., con el único propósito de extinguir las revueltas judías que desde la época de Bar Kojba se venían produciendo contra el Imperio Romano. Suplantar Jerusalén por Aelia Capitolina y Judea por Palestina conseguía un doble efecto: mitigar las revueltas y desenraizar al judío de la tierra por la que luchaban por su liberación: Judea. Nabucodonosor II empleó técnicas más radicales en el siglo VI a. e. c., como la transferencia de personas. Judíos judaítas fueron enviados a Babilonia mientras que Judea fue repoblada de tribus extranjeras.
    Los siguientes 1 860 años -hasta que la Autoridad Nacional Palestina logró cierta soberanía gracias a los Acuerdos de Oslo que firmó Israel-, Palestina existió únicamente como provincia Omeya, parte del califato Abasí, de los turcos seleúcidas, bajo dominio cruzado, nuevamente como provincia durante la época mameluca y otomana hasta ser Protectorado británico hasta 1948. Luego, Transjordania anexionó a Judea y Samaria -lo que correspondería según la ONU a ser la nación árabe votada la Resolución 181-. Israel, posteriormente, anexionó los territorios históricos judíos de Judea y Samaria, y en los noventa los palestinos por primera vez en la historia gozaron de cierta soberanía gracias a los Acuerdos de Oslo, en la tierra que va desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Después de este resumen de los últimos dos milenios, ¿qué ocurre con los dos milenios antes de la Era Común? Nieves declara que hace cuatro mil años hubo una Palestina que los judíos querían «quedarse». ¿Quizás se esté refiriendo a los antiguos filisteos? De nuevo, otra muestra de incultura.

Según evidencias históricas y arqueológicas los llamados Pueblos del Mar arribaron a la costa de Canaán -que no Palestina-, en el Siglo XIII a. e. c., época en la cual la mayoría de historiadores coinciden en que fueron también los comienzos del pueblo de Israel en esa misma tierra. Los Pueblos del Mar arrasan el Mediterráneo y someten a diversos pueblos menores, entre ellos los Hititas, que los barren del mapa. Desaparecen. Los egipcios también salen muy mal parados debido a que traen consigo armas de metal y un equipo bélico muy superior para la época. Los Pueblos del Mar van conquistando la costa mediterránea desde Egipto hasta Hatti (Turquía) y comienzan a dividirse el territorio siendo que los Peleshtu – filisteos – se asientan en la actual Franja de Gaza y la costa israelí, hasta el sur de lo que hoy es Tel Aviv. Pero no nos equivoquemos puesto que los antiguos filisteos no tienen absolutamente nada que ver con los actuales palestinos.

Dicho esto, Palestina no existió hace cuatro mil años, de modo que la primera frase de Nieves además de no ser cierta induce al oyente al error.

Nieves continúa demostrando a su manera que el derecho del pueblo judío por retornar a nuestra tierra va ligada exclusivamente con la religión. Y dice; «para entenderlo y compartirlo hay que creer en el antiguo testamento, en Moisés, en la zarza ardiendo, en las tablas de la ley, en que el mar rojo se abrió y en la entrega de llaves de la tierra supuestamente prometida al pueblo presuntamente elegido«.

Nieves elimina de un plumazo grandes intelectuales del sionismo tales como Moisés Hess, Borojov o Katzenelson, entre muchos otros, cuya filosofía partía de que solo se podría crear un Estado judío como parte de la lucha de clases y apoyando un proletariado judío en las grandes ciudades. En otras palabras, no se puede entender al Estado de Israel sin el sionismo socialista.

Tampoco se puede entender el Estado de Israel sin la participación del sionismo político de Hertzl, padre del sionismo moderno, que proponía establecer el Estado judío mediante métodos diplomáticos y políticos. El sionismo sintético de Weizmann fusionaba el sionismo político y el sionismo práctico de Ruppin de  fomentar la emigración judía y establecer colonias en la Tierra de Israel. El sionismo general iba más allá y ponía al ideario sionista por encima de posturas políticas o tendencias religiosas.

De entre todas las corrientes del sionismo solamente dos guardan relación directa con la religión: el sionismo religioso del Rab Kook y el espiritual de Ahad Ha´am, este más filosófico que litúrgico.

Nieves continúa diciendo que el famoso mito fundacional del Estado de Israel está «basado en la fe y en un libro sin bibliografía«.

Durante la Edad Media el modo más utilizado para generar odio pero también para cuestionar y culpar al judío fue recurrir a la religión; que si deicidas, que si la sangre de los niños cristianos para sus rituales de Pesaj (pascua judía), profanación de la hostia, etc. Esta práctica continúa presente y es utilizada para atacarnos por defender nuestro derecho de autodeterminación. Hablar mal de Israel cuestionar una religión en un medio progre hace disparar unos niveles de audiencia que nadie estaría dispuesto a renunciar.

Que vaya quedando claro: la reclamación histórica judía se basa en el derecho del pueblo judío a regresar a su patria ancestral, idea basada en un libro (Tanaj) con bibliografías tales como:

  • la Estela de Merenptah

Es el documento extra Bíblico más antiguo que data del 1207 a. e. c., que demuestra la conexión judía con la Tierra de Israel. La estela describe la invasión a Canaan durante el quinto año del reino del Faraón Merenptah para someter a sus habitantes. La mención que se hace en este grabado figura la palabra Israel como un grupo nativo, como gentilicio.

  • Templo de Amón, Karnak

Shoshenk I dejó un informe sobre su campaña en un muro del templo de Amón en Karnak donde relata su ataque a los reinos de Judá e Israel, y el saqueo a Jerusalén en el 950 a. e. c.

  • La Estela de Mesa

Relata la guerra entre el Rey Ajab de Israel y el Rey Mesa de Moab en el siglo IX a. e. c.

  • La Estela de Dan

Sobre la victoria del Rey arameo Jezal sobre los reyes de Israel, de la dinastía davídica, en el Siglo IX a. e. c. Una prueba irrefutable de la existencia de la Casa de David.

Nieves, no siempre se puede aceptar barco como animal de compañía, y menos cuando tienes el poder de llegar a tanta gente. Tres minutos en antena que han servido para fomentar el odio y airear tu mala praxis.

Motséi Shabat 15 de Kislev de 5778
Sábado, 2 de diciembre de 2017

La UNESCO adjudica a los palestinos más patrimonio judío.

בס״ד

La UNESCO mediante una votación semi secreta acaba de nombrar «Patrimonio de la Humanidad Palestino en peligro» a un edificio cuya construcción fue iniciada en Judea por un Rey judío – Herodes el Grande (37 a. e. c. – 4 a. e. c.) -, quien a su vez fue también responsable hace dos mil años de la ampliación del II Templo de Jerusalén en el Monte del Templo, otro lugar judío expoliado por la UNESCO.

La Cueva de los Patriarcas en Hebrón es el segundo lugar más importante para el pueblo judío. Según nuestra tradición fue allí donde Abraham compró a Efrón el Itita por 400 siclos una cueva para enterrar a su mujer Sara. Posteriormente sería también la tumba del propio Abraham y la de su hijo Isaac y su mujer Rebeca, y mas tarde la de su nieto Yaakov junto su mujer Lea. Por siglos fue un lugar de culto judío hasta que los mamelucos prohibieron la entrada a los judíos en el Siglo XIV, dicha prohibición duró la friolera de 700 años hasta que el ejército israelí liberó la ciudad de Hebrón en 1967. Desde hace 50 años judíos, cristianos y musulmanes pueden, además de entrar, rezar en la Cueva de los Patriarcas.

Por la votación favorable de esta semana podemos sacar al menos una conclusión clara: que Israel permita la libertad de culto en la Cueva de los Patriarcas es para la UNESCO motivo por el cual incluir a Majpelá en «Patrimonio Humanitario en peligro». ¿En peligro de qué, de judeizar un lugar que históricamente es judío?

También es peligroso para la UNESCO, y muy incómodo, que Israel realice excavaciones arqueológicas en la explanada del Kotel tal y como lo refleja el informe Jerusalén y la aplicación de la resolución 36 C/43 y la decisión 191 (página 2 punto 6).

Cada vestigio judío descubierto es una tortura. Cada metro excavado  sin poder demostrar un legado palestino en Jerusalén es una resolución más contra Israel.

Las resoluciones de corte anti israelí que emite la UNESCO no solo perjudican a Israel, también perjudican el legado judío de la Tierra de Israel. ¿Cómo puede ser que la Cueva de los Patriarcas, o el Muro Occidental también conocido como muro de los lamentos o en su forma hebrea Kotel, sean lugares del Patrimonio Palestino si fueron construidos en Judea por un rey judío y sus súbditos judíos?

Analizando Palestina.

La UNESCO podría referirse a Palestina como la region gobernada por los antiguos filisteos, invasores del mediterráneo cuya civilización desapareció en el Siglo v a. e. c., sin embargo solo ocuparon la zona costera de Gaza y la costa israelí, pero solo – y por ser generosos -, hasta el sur de la actual ciudad de Tel Aviv. Un área infinitamente menor de la que los revisionistas históricos quieren vender como la «Palestina Histórica».

Fuente: wikipedia

La UNESCO podría referirse al neolatinismo Palaestina, provincia romana nombrada así por Adriano, sin embargo ésta tuvo su origen en el año 135 de la Era Común, cuando todos los edificios judíos expoliados por la UNESCO ya habían sido construidos o reformados por judíos en Judea.

Si la UNESCO se refiere al período de dominación árabe de la Tierra de Israel y con ello a la «Palestina Histórica», habría que dejar claro que nunca existió una entidad soberana llamada Palestina desde la invasión y ocupación islámica del año 638 hasta 1995, y a partir de esta fecha tan solo áreas con cierta administración en Cisjordania bajo un Acuerdo con el Estado de Israel. Nunca una soberanía independiente.

Desde el año 638 hasta nuestros días no existe indicio alguno en la historia o la arqueología que indique la existencia de una Palestina soberana o independiente. Palestina existió únicamente como provincia durante la dinastía Omeya (661-750), el califato Abasí (750-945), los turcos selyúcidas (1037-1157), además de bajo dominio cruzado (1098, 1099-1187 (este último único período de la historia que Jerusalén es capital cristiana), después bajo dominio de Saladino estableciendo la dinastía de los ayubíes (1171-1250), Mamelucos (1250-1517) y finalmente bajo el Imperio Otomano (1517-1923) pasando a ser parte del Protectorado Británico en 1920. Hasta 1948 tras la independencia del Estado de Israel.

Palestina durante los casi 500 años bajo el Imperio Otomano estuvo anexionada a Siria, y otro nombre que recibía Palestina era el de la baja siria. Sobre esto podemos estar seguros por algo muy simple: los jerosolimitanos pagaban sus impuestos a Damasco, no a Jerusalén.

Si la UNESCO se refiere a Palestina como el país de facto – no soberano -, aprobado por la ONU en 2012 mediante la resolución no vinculante 67/19, estaríamos hablando de un episodio anacrónico sin precedentes, adjudicando un patrimonio que pertenece a otro pueblo que existió en esa región dos milenios antes.

Conclusión.

Si no existió una Palestina independiente que legase al mundo su propio Patrimonio Humanitario, ¿por qué la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (¿?), la Ciencia y la Cultura emplea todos sus recursos para demostrar lo contrario? El declive de esta organización, así como la organización madre – ONU -, se debe al desequilibro de los grupos intergubernamentales y alianzas dentro del sistema de las Naciones Unidas, en especial al aumento de los países árabes que ingresaron a partir de los años setenta, época en la cual las resoluciones contra Israel aumentaron considerablemente. Tanto la ONU como la UNESCO están secuestradas por teocracias musulmanas y dictaduras de todos los colores utilizando una herramienta que niegan a sus propios ciudadanos; el derecho al voto.

El comité ejecutivo de la UNESCO (58 países), está compuesto por países de la Organización para la Cooperación Islámica (23 países, + Russia como país observador), la Liga Árabe (8 países), la Unión Africana (16 países), o el G77 (Tercer Mundo, 38 países), algunos países incluí comparten más de una organización en común.

Estas alianzas son el resultado absurdas resoluciones que carecen de carácter educativo e incluso histórico. La UNESCO politiza los Patrimonios Humanitarios porque su sistema está completamente corrompido.

Para la UNESCO la tierra sigue siendo plana, pero si tenemos que buscar responsables son todos aquellos países que mediante su abstención callan ante semejante vileza. Todos ellos son cómplices de que el juego democrático sea utilizado para continuar propagando odio contra Israel y desconectar al judaísmo con nuestra patria ancestral.

Yom Rishon 15 de Tamuz de 5777
Sábado, 8 de julio de 2017