בְּשׁוּב ה׳ אֶת שִׁיבַת צִיּוֹן – Cuando trajo el Eterno a los que volvieron a Sión

בס״ד

La octava línea del famoso Decreto de Ciro (539 a. e. c.) marca un hito importantísimo en la historia del pueblo judío. Cita así: 

𒀀𒂍𒋗𒍪 𒅖𒆪 𒌑 𒊩𒆷𒈬 𒊭 𒉌𒋛𒋗𒍪 𒀀𒍝𒁁

Bītātišunu aškun u šalmu ša nišīšunu aṣbat

Liberé a los pueblos oprimidos y devolví a sus hogares a los exiliados 
que habían sido deportados

Pero antes, un poco de contexto:

Con la muerte de Josías rey de Judá (609 a. e. c.) a manos de los egipcios, la plena soberanía judía se desvaneció. Sin embargo, Egipto no gozaría mucho de su conquista puesto que cuatro años después, Nabucodonosor II rey de Babilonia los derrotó en la batalla de Carquemis, de modo que Judá pasó a manos babilónicas. 

Tras un primer sitio y posterior conquista de Jerusalén (597), Nabucodonosor II deportó a Babilonia al rey Joaquín junto a los nobles y ciudadanos de la élite judaíta, mientras que los campesinos y el resto quedaron en Judá. Nabucodonosor decidió poner como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, que terminó por rebelarse contra Babilonia en el año 594. El resultado fue dramático: en el año 587 Nabucodonosor II arrasó Judá durante dieciocho largos meses y volvió a poner sitio sobre Jerusalén. 

En Las Crónicas Mesopotámicas de los primeros años de Nabucodonosor II, las cuales registran la batalla de Carquemis (605 a.e.c) y la captura de Jerusalén (597 a. e. c), podemos leer sobre estos acontecimientos:

𒌨𒄿𒅖𒄑𒇷 𒀀𒄑𒇷𒉡𒀀𒄑𒇷

u ṣītišu ana ḫarāši IAHUDU

Y sitió la ciudad de Judá (Jerusalén)

𒄑𒉡𒄷𒅆𒀀𒇲𒋢𒉌𒁹

u ina 2. ūmi šanāti Adaru, ālū bītātišunu u ḫaršu šarru

Y en el segundo día del mes de Adar, tomó la ciudad y capturó al rey

Jerusalén cayó tras meses de asedio en el año 586 y fue arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos por inanición. Sedecías fue apresado y antes de que le arrancaran los ojos, contempló cómo mataban a todos sus hijos. Acto seguido fue enviado como esclavo a Babilonia donde murió encadenado.

El sitio de Jerusalén está considerado como un episodio apocalíptico debido a su dureza. El hambre y la desesperación en la ciudad quedaron reflejados en el Libro de las Lamentaciones 4:10:

יְדֵי, נָשִׁים רַחֲמָנִיּוֹת בִּשְּׁלוּ, יַלְדֵיהֶן; הָיוּ לְבָרוֹת לָמוֹ, בְּשֶׁבֶר בַּת עַמִּי

Las manos de las mujeres hasta ayer, plenas de compasión, han cocido a sus propios hijos.
Éstos fueron su alimento durante la destrucción de la hija de mi pueblo.

A diferencia del resto de pueblos que fueron diluyendo su identidad, el pueblo judío mantuvo la esperanza de regresar. Quizás, la frase que mejor refleje este anhelo la encontramos en el Salmo 137:1

עַל נַהֲרוֹת בָּבֶל שָׁם יָשַׁבְנוּ גַּם בָּכִינוּ בְּזָכְרֵנוּ אֶת צִיּוֹן

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos
y también llorábamos
recordando a Sión

Tras setenta años de exilio judío, Babilonia cayó en manos del Imperio Persa y Ciro I el Grande, el único personaje bíblico no judío ungido por Di-s, decretó el regreso de los judíos a Judá, ahora provincia persa de Yahud de la región de Eber Nari (al otro lado del río), además de a otros pueblos sometidos por los babilónicos tal y como se cita en su mencionado decreto, además de en los libros de Esdras 1:1-4 y 2 Crónicas 36:22-23:

𒀀𒂍𒋗𒍪 𒅖𒆪 𒌑 𒊩𒆷𒈬 𒊭 𒉌𒋛𒋗𒍪 𒀀𒍝𒁁

Bītātišunu aškun u šalmu ša nišīšunu aṣbat

Liberé a los pueblos oprimidos y devolví a sus hogares a los exiliados 
que habían sido deportados

Desde entonces, retornar a Sión -Sión como sinónimo de Jerusalén-, ha estado siempre latente en el corazón de cada judío que, por circunstancias de la vida, ha permanecido fuera de la Tierra de Israel.

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Mientras leéis estas líneas pongo rumbo a Sión para asentarme de nuevo en la Tierra de Israel, pero esta vez en Jerusalén. Siento un profundo orgullo de ser parte de la milenaria historia de nuestra capital física (Estado de Israel) y espiritual (judaísmo), elementos indivisibles como lo es Jerusalén. 

Parafraseando uno de los libros más inspiradores y aprovechando esta época, Jánuca: Ni hemos ocupado tierra extranjera ni nos hemos apoderado de bienes ajenos, sino de la herencia de nuestros antepasados, que ha estado algún tiempo en poder enemigo injustamente. (I Macabeos 15,35).

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Majatzit HaShekel

בס»ד

Desde hace tres mil años por estas fechas llevamos a la práctica una donación muy especial; el Majatzit HaShekel. Consistía en una ofrenda anual que se realizaba al Templo de Jerusalén para su mantenimiento, y que servía además para censar al pueblo.

Nos dice la Torá;

הֶעָשִׁיר לֹא יַרְבֶּה, וְהַדַּל לֹא יַמְעִיט

Será igual para el rico y para el pobre

Shmot / Éxodo 30, 15

La Torá es muy clara; tanto ricos como pobres deberán de donar exactamente la misma cantidad: medio shekel. Lo que ya no está tan claro es cuánto donar a día de hoy. Y aquí viene lo más interesante y es que el judaísmo no es algo estático, sino que evoluciona y se adapta, por lo que cada comunidad a lo largo de los siglos ha establecido sus propias normas, también para establecer esta ofrenda a día de hoy.

  • La costumbre más extendida es donar el valor actual de 9,6 gramos de plata, que era el peso aproximado del medio shekel de la época: unos 6,23€ (2023). Hay también quienes aseguran que el peso era de 8,5 gramos, y otros lo suben a 10 gramos.

  • Existe otra costumbre de dar tres “medias monedas” del país donde uno vive, en la época en la que vive. Por ejemplo aquí en España daríamos tres monedas de 50 céntimos ¿Que por qué tres monedas? La parashá, sección semanal de la Torá, donde nos habla del Majatzit HaShekel escribe la palabra Trumá, donación, en tres ocasiones.

  • Según el Gaón de Vilna solo hace falta una “media” moneda.

  • Según otra opinión, la moneda debe tener acuñada la palabra “medio” o “mitad”.

  • Y según otra opinión, no hace falta este detalle.

  • La costumbre que estableció Rav Shlomo Zalman Oyerbajen Estados Unidos fue la de donar tres monedas de plata de medio dólar;  muy importante: si tenéis en vuestra posesión el medio Dólar de Kennedy aseguraos que sea la acuñada en 1964, ya que las series siguientes contiene menos plata.  Sin embargo, según enseña el RavKanievsky en su libro Derej Emuná, esta costumbre solo puede ser aplicada dentro de EEUU, ya que es en dicho país donde tiene valor.

  • Por otra parte, el Rav Elisahiv argumentaba que se ha de darlas tres monedas de medio dólar de plata, y luego dar tres medias monedas del lugar donde uno vive.

Y existen más interpretaciones.

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Ahora bien, la segunda gran pregunta es Cuándo darlo

Unos dicen antes de Minjá, otros después de Minjá e incluso quienes defienden que sea antes de la lectura de la Meguilat. Aunque también hay quienes dicen que puede darse en la mañana de Purim.

¿Y quién la ofrece? Según la Torá personas mayores de 20 años. Pero nuestros jajamim de bendita memoria nos dicen que los mayores de 13 años. Otros más jajamim si cabe nos dicen que también las mujeres y niños. E incluso por el feto de una mujer embarazada (Mishná Berurá).

Según ciertas opiniones esta donación va al mantenimiento de la sinagoga, otros opinan que en la diáspora se ha de mandar a los sabios de Israel e incluso para el Kerem Kayemet leIsrael, el Fondo Nacional Judío.

Lo único en lo que todos coinciden es en que al entregar la donación se ha de decir:

Zejer Lemajatzit HaShekel

Réplica de un Majatzit haShekel del siglo I, en el primer año de la Gran Rebelión judía contra Roma. Inscripción «Jerusalén santificada»

Utilizad la costumbre de vuestra comunidad, o la que os apetezca. Lo más importante es continuar con la tradición.

Januka, la primera Gran Guerra de Liberación judía

בס״ד

Durante la festividad de Januká encendemos cada día una vela de nuestra janukiá para recordar los sucesos ocurridos hace dos mil ciento ochenta y cinco años en Jerusalén y el resto de Judea. Pero Januká es mucho más que un tradicional encendido de velas. Es, desde el punto de vista histórico-nacional judío, la primera gran guerra de liberación nacional del pueblo judío en nuestra patria ancestral. Y así ocurrió:

Descárgate el dosier   aquí

Januka Sameaj – Feliz Januka

El Génesis y su contexto histórico

בס״ד

Comenzamos la Parashá (lectura semanal de la Torá) de Lej Lejá (vete para ti). Esta es para mí una de las historias más interesantes y significativas de la Torá tanto a nivel tradicional como su contexto histórico. ¿Histórico? Sí, histórico.

Contexto tradicional

Avram es un tipo que desafía todo y a todos. Deja la tierra de sus padres, es decir su origen, con todo lo que ello conlleva para ir a una tierra muy lejana. ¿Qué le llevó a realizar este desafío? La tradición nos dice que fue Di-s quien se lo ordenó pero, ¿fue simplemente una orden?

Personalmente lo achaco a la búsqueda personal y la necesidad de encontrar respuestas; los eternos ¿de dónde venimos y a dónde voy?, sin olvidarnos del, ¿quienes somos? Avram vio necesario saber quién quería ser en un mundo que no le llevaba a ninguna parte. En su interior escuchó para sí un mensaje: אברם לך לך, “Avram, vete para ti”. Y busca la respuesta.

Lej Lejá para encontrarse a sí mismo.

Avram recorre una distancia considerable -casi 1000 km- desde Harán, entre la actual frontera turco-siria, lugar donde habían emigrado desde Ur de los caldeos, para llegar a una tierra desconocida siguiendo su intuición de que ahí se encontraría a sí mismo. No realiza solo esta aventura, le acompaña su mujer Saray, su sobrino Lot y un séquito de siervos, incluyendo un hijo adoptado de nombre Eliézer que hará de mayordomo. Como pueblo nómada se desplazan de un lugar a otro. Llegan hasta Ben El. De norte a sur recorren Canaán y cuando la tierra se torna yerma bajan a Egipto, un viaje que hará que su nombre sea respetado por el Faraón de turno. De regreso a su nueva tierra, Canaán, cambia su nombre por el de Abraham, distinción honorífica que le convertirá en el «padre de muchos pueblos». Hagar, entre sierva y princesa egipcia, le dará un hijo rebelde que es -y será- aborrecido por todos excepto por el jefe de la tribu; «el padre de muchos pueblos». Abraham es un hombre cada vez más respetado, miembro de un clan cada vez más numeroso. Entre sus amplios dominios, en medio del desierto, comienza a darse cuenta de quién es y, lo más espectacular, hacia dónde quiere llevarnos. Su próximo movimiento sentará las bases de un pacto único en la historia que perdurará los próximos cuatro milenios, hasta nuestros días.

La presencia de Abraham en la conciencia judía fue vital para nacimiento de nuestro pueblo. Su búsqueda para encontrarse a sí mismo tiene que servirnos como ejemplo.

Vete para ti, y confía en ti para encontrar tu camino.

Posible recorrido de Abraham y su familia, desde Ur de los Caldeos hasta Ben El (Canaán).

Contexto histórico

Históricamente hablando no hay modo alguno en el cual podamos asegurar de que el Abraham bíblico hubiera existido, sin embargo el texto bíblico del Génesis nos ayuda a entender cómo era la sociedad durante aquella época.

Comprobamos por ejemplo en la Perashá de esta semana a un Avram nervioso al verse sin descendencia: «Yo ando sin hijo y mi heredero es este Eliézer de Damasco» (Génesis 15, 2). Según esto, será el hijo adoptado quien, en caso de no haber otros descendientes, el que heredará. Sin embargo en el caso de nacer herededo la ley estipula que será el hijo legítimo el sucesor. La esterilidad podría ocasionar un problema de formas sobre la legitimidad, sin embargo se consideraba hijo legítimo cuando la esposa entregaba su criada a su marido para engendrar un hijo (cap 16). Este relato se asemeja al  que ocurrirá entre las esclavas de Lea y Rajel que serán entregadas a (el nieto de Abraham) Yaakov para aumentar su descendencia. En esta ocasión además nos indican que la práctica legal para que el hijo fuese reconocido como legítimo heredero era que la esclava debía parir sobre las rodillas de la matriarca (cap 30, vers. 3).

Estas costumbres, y otras igualmente descabelladas, pueden sonarnos a cuentos bíblicos pero lo cierto es que estuvieron vigentes entre la sociedad hurrita, amorrita y nuzita, sociedades que habitaron la región del Creciente Fértil, lugar de origen familiar de Abraham.

Desenterrando el pasado

En 1920 se descubrieron en los restos de la antigua ciudad de Nuzi miles de tablillas escritas en acadio que daban testimonio de la vida social y legal nuzita de la época patriarcal (siglos XV – XIV a.E.C. aprox.), y entre la sociedad hurrita, asentada en la región norte de la actual Iraq.

Estas tablillas comparten el testimonio bíblico arriba mencionado sobre la herencia y descendencia legítima, pero también los asuntos legales en cuestión de la primogenitura. Se han registrado documentos en la ciudad de Nuzi en los cuales se vendía la primogenitura a cambio de alimentos, como figura en Génesis 25, 31 «véndeme entonces tu primogenitura«. En el caso nuzita un tal Tupkitilla a cambio de tres ovejas le ofrece su primogenitura a su hermano Kurpazah. Para guardar el honor de una mujer casada era común hacerla pasar por hermana, estatus que evitaba un final incierto para un marido y su esposa en una ciudad insegura, lo que nos recuerda al pasaje bíblico en el que Abraham pide a su mujer que se haga pasar por su hermana (cap. 12, vers. 13) «Di pues que eres mi hermana, para que sea favorezido por su causa y mi alma vivirá por ti«, y bajo el mismo pretexto su hijo Isaac tiempo después le suplicará a su mujer Rivká «porque temió decir que era su mujer, no fuera que lo mataran por Rivka pues era de atractiva belleza» (cap. 26 vers. 7).

Pero lo más fascinante llega desde la antigua ciudad de Mari, ciudad de paso entre Ur y Jarán, entre la actual frontera sirio-iraquí, donde también se descubrió una gran cantidad de información muy relevante para entender el contexto histórico del Génesis. En sus numerosas tablillas en escritura cuneiforme se registraban nombres tribales como el de los Abiru, un pueblo pastor y nómada (Génesis 13, 2) que compraba terrenos únicamente para enterrar a sus muertos (cap. 23, vers. 17), pero además figuran nombres como Turahi (Teraj, padre de Abraham), Nahor (Najor, hermano de Abraham), Ya’qub-El, Ishmiel (Ismael), Liah (Lea) o Ben-Yamini (Benjamín), que puede hacer referencia también a la tribu.

Los documentos de Mari y Nuzi describen sin lugar a dudas a la sociedad patriarcal bíblica, sus costumbres, sociedad y reglas de forma tan clara que bien podrían haber constituido un primer formato para la escritura del Génesis.

En esta porción de la Torá, Lej Lejá, respondemos no solo a la primera gran pregunta; de dónde venimos, sino también quienes somos. En nuestras manos está decidir hacia a dónde vamos.

Yom Shlishí, octavo día del mes octavo, 5780

Las historias que nos unen

בס״ד

La semana pasada festejábamos Simjat (la alegría de la) Torá, una celebración marcada por el final del ciclo anual de la lectura de la Torá, Pentateuco, y que inmediatamente después comenzamos a releer desde el principio.

Con el regreso de los exiliados de Judá, liderados por Zorobabel en el 537 a. e. c., el Rey persa Ciro el Grande no solo acabó con el exilio forzado sino que permitió también a los judíos la reconstrucción del Templo de Jerusalén y las murallas de la ciudad. El primer día del mes séptimo del año 444 a. e. c.., poco antes de la reparación de las murallas, Nehemías (s. V a. e. c.), fijó la lectura pública de la Torá, una tradición que aún dura en nuestros días. Cada semana leemos una de las 54 perashot (porciones) de la Torá que narran desde el principio de los tiempos y los inicios del Pueblo de Israel (Génesis), nuestra liberación de la esclavitud de Egipto (Éxodo), y estadía en el desierto donde Dios entregó la Ley a Moisés en el Monte Sinaí, hasta alcanzar la Tierra Prometida (Levítico, Números y Deuteronomio).

Es muy importante tener en cuenta que la Torá, como nos indica el Rabino David Luzzato, no es un libro de historia y no podemos estudiarlo como tal, sino que debemos aprender de él sobre lo que ha representado durante más de tres milenios; Unidad.

Antes de continuar conviene recordar que el pueblo judío, aun hoy día, comparte numerosos resquicios babilónicos (y éstos de los sumerios), como el calendario o la grafía hebrea, entre otros, por lo que no debe sorprendernos que también compartamos relatos o mitos.

Esta semana leemos la Perashá de Noaj, Noé (Génesis 6;9 – 11;32), la cual narra la universalmente conocida historia del Diluvio. Este es el mejor ejemplo que disponemos sobre un «prestamo literario» sumerio-babilonio, solo que en esta ocasión el objetivo es reforzar el concepto del monoteísmo.

Como ya he mencionado, el relato bíblico del Diluvio no es patente hebrea, pues existen relatos más antiguos que el propio pueblo judío, y cuyos orígenes se remontan en la ciudad de Nippur, a 150 km de la ciudad de Ur de los Caldeos, en el segundo milenio antes de la Era Común. El texto sumerio, escrito en una tabla de arcilla de unas 270 líneas, narra la disputa entre las deidades Enki y Nintu, creadores de los hombres, con otros dioses dispuestos a acabar con la raza humana. Enki, al respecto, declara:

Yo me opongo a la destrucción de mi raza humana

Sin embargo el comportamiento y griterío de los humanos privaba a los dioses del reparador sueño, por lo que decidieron enviar un diluvio para su destrucción. La decisión de los Grandes dioses es inalterable. Entonces aparece en la escena el devoto Ziusudra, llamado también Utnapishtim en la Epopeya de Guilgamesh, o conocido como Atrahsis por los acadios, Rey de Shurupak, que no solo fue advertido por Enki del mal que estaba a punto de cernirse sobre todo la tierra, sino que le dio instrucciones de cómo constuir un barco (con los materiales de su propia), para salvarse él, su familia y algunos animales más.

En un instante el Diluvio engulló la ciudad de Shurupak y el resto de las ciudades sumerias y el Diluvio hubo recubierto la tierra durante siete días y siete noches.

El relato de la paloma también figura en la Epopeya de Gilgamesh, en la tablilla XI:

Cuando llegó el séptimo día, cogí una paloma y la solté. La paloma se fue y luego vino al no ver dónde posarse. Luego cogí una golondrina y la solté y luego vino al no ver dónde posarse. Luego cogí un cuervo y lo solté, pero al ver que las aguas se habían retirado picoteó, graznó, chapoteó y ya no regresó.

Resulta curioso que en el relato bíblico ocurre precisamente al revés; Noé suelta primeramente el cuervo que al no encontrar dónde posarse regresa al barco y al tercer intento es cuando suelta una paloma que regresa con una rama de olivo, dando por hecho el retroceso de las aguas.

Finalmente Utnapishtim recibirá de Enki y Nintun la vida eterna como alianza entre los dioses y el hombre, y quizás como motivo de gratitud por su devoción a ellos. Posteriormente el Rey Guilgamesh de Uruk tras una enorme travesía le implorará a Utnapishtim que le sea revelado el secreto de la vida eterna tras el shock ocasionado por la pérdida de su compañero Enkidu.

El relato bíblico de Noé comienza describiendo a nuestro protagonista como a un hombre justo, perfecto entre sus generaciones. La devoción de Noé y la de Utnapishtim son la base de ambos relatos para el pacto que posteriormente Dios y las deidades sumerio-babilónicas tendrán para con los hombres, y sus descendientes.

Reforma religiosa contra la locura

La figura del dios egipcio Amón tuvo que dejar un gran impacto en el Rey Menashé de Judá puesto que fue así como llamó a su primogénito y futuro Rey de Judá. Menashé fue uno de los grandes idólatras de la historia judía -y que según el Talmud, junto con los reyes Yerovam y Ajav, no tendrá lugar en el mundo venidero (Sanhedrin 102)-, e hizo todo lo posible para ir contra la Ley como profanar el Templo instalando prostitutas y prostitutos rituales (2 Reyes 23,7), o sacrificar niños en el valle del Hinón, incluso a sus propios hijos (2 Crónicas 33, 6). Medio siglo de terrorífico reinado finalizan con la muerte de Menashé y su hijo Amón, dejando un pueblo sumido en el caos y la locura. Entonces Josías es entronizado Rey de Judá.

La historia de Josías comienza tras su coronación a la edad de ocho años. Diez años después el Sumo Sacerdote Jilquías encuentra escondido, al parecer todos los documentos sacros habrían sido destruídos por Menashé, un primitivo manuscrito del Deuteronomio que el Rey utiliza para dar un giro radical y salvar al judaísmodestruye los altares levantados por su abuelo y prohibe cualquier deidad oficializando así el monoteísmo. Es la época en la que se comienza a compilar toda la historia ya escrita y sabida generación tras generación, desde el principio de los tiempos hasta la unidad del pueblo judío liderados por Moisés. Tras estas reformas llegarán dos siglos después las de Esdras y Nehemías para formar el judaísmo clásico tal y como lo conocemos, con prácticas y costumbres que aún hoy mantenemos vivas.

No podemos adjudicar a Josías la redacción de Noé, ni de ninguna otra porción de la Torá u otro libro, sin embargo sí recae en este monarca la iniciativa de unir al pueblo mediante la Torá, un conjunto de historias y elementos ya existentes y elaborarlos para tomar un nuevo sentido; unirnos como pueblo.

Yom Shlishí, trigésimo día del mes sexto, 5780

Que en Av celebremos nuestro regreso a Sión

בס״ד

Según la tradición judía durante el mes de Av debe invadirnos un espíritu de tristeza al coincidir con fatídicos acontecimientos acaecidos durante el 9 de este mes en diferentes épocas de la historia; entre las más dolorosas y traumáticas se encuentran la caída y destrucción de Jerusalén y del primer templo tras la invasión babilónica (598 a. e. c.), y siglos después, la destrucción del segundo templo de Jerusalén a manos del Imperio Romano (año 70 d. e. c.). Un 9 de Av del año 135 también fue aplastada la rebelión de Bar Kojba -la soberanía judía no sería restablecida hasta 1948-, y la expulsión judía de España en 1492.

Durante el 9 de Av se acostumbra a ayunar como recordatorio de estas desgracias. Sin embargo, basándonos en una profecía de Zacarías, no solo exige su anulación sino festejar estos días con alegría a partir del momento que Jerusalén vuelva a estar bajo soberanía judía.

Caída de Jerusalén por Nabucodonosor II

Con la muerte del Rey Josías de Judá en el año 609 a. e. c. a manos de los egipcios la total independencia del reino de Judá desapareció por completo. Sin embargo Egipto no gozaría por mucho tiempo de esta victoria. Cuatro años después Nabucodonosor II de Babilonia derrotó a los egipcios en la Batalla de Carquemis. El Rey Joaquín de Judá, impuesto por los nuevos amos egipcios, viendo que hordas babilónicas se aproximaban hacia su territorio solicitó auxilio a Egipto para repeler la inminente invasión, una ayuda que nunca se produjo por lo que Judá pasó drásticamente a manos de Babilonia. Tras sitiar y conquistar Jerusalén en el año 597 a. e. c. Nabucodonosor II deportó al rey, a la nobleza y a la élite judaíta a Babilonia (campesinos y la clase baja permanecieron en la ocupada Judá), una práctica muy común de la época el transferir población indígena de un lugar a otro con el fin de poner fin a cualquier aspiración nacionalista. Sin embargo el pueblo judío exiliado jamás se olvidó Jerusalén.

Tablilla en texto cuneiforme localizada en Al Yahudu, o «la ciudad de Judá»,
una localidad babolínica con gran presencia de los exiliados judaítas de Judá.
Museo de las Tierras de la Biblia, Jerusalén

Nabucodonosor II decide entronar como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, y en el año 594 a. e. c. el rey judío acaba rebelándose contra Babilonia. El resultado fue del todo catastrófico; en el año 587 a. e. c. Nabucodonosor II arrasa completamente Judá y tras meses de asedio en el noveno día del quinto mes (9 de Av) del año 586 a. e. c. Jerusalén cae y es arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos de inanición debido al prolongado sitio. El Rey Sedecías cae preso y antes de que sus cautivos le arrancasen sus ojos puede contemplar cómo son torturados y asesinados sus hijos acabando así con cualquier posibilidad de sucesión al trono de Judá. Sedecías termina sus días encadenado en Babilonia.

En la Judá ocupada por babilonia, aún quedan judaítas encargados de cuidar y cultivar la tierra para, también, alimentar al ejército invasor. Nabucodonosor pone como gobernador de Judá a Guedaliá Ben Ajikam, que mantiene una relativa calma durante un breve periodo de tiempo bajo un humillante tributo a Babilonia. Debido al malestar general entre la población judaíta ante esta dependencia, surge una facción contra Babel liderada por Ismael Ben Netaniá que acaba por asesinar a Gedaliá, poniendo fin al asentamiento judío en la Tierra de Israel, hasta el regreso de los exiliados a Sión siete décadas después.

Tras setenta años de exilio judío cae Babilonia a manos del Imperio Persa y Ciro I el Grande decreta el regreso de los judíos a Judá, ahora provincia persa de Yahud. Su generosidad fue tal que no solo autorizó el regreso de los judíos (y otros pueblos sometidos por los babilónicos), además se aseguró de costear los gastos de la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Caída de Jerusalén por Tito

La convulsa época de los hasmoneos, linaje de los Macabeos que liberaron Judea de la tiranía seléucida (164 a. e. c.), trajo consigo una Judea a veces independiente y otras títere de potencias vecinas, cuando no víctima de guerras fratricidas. La última de ellas conllevó la pérdida de la soberanía judía hasta su recuperación durante la Rebelión de Bar Kojba en el 132 d. e. c.

A la muerte de Rey hasmoneo Alejandro, Salomé (Shlomzion) Alejandra quedó viuda, por segunda vez de un rey, convirtiéndose en la primera mujer en gobernar Jerusalén desde Atalía (842 – 835 a. e. c.). Mientras reinaba, su hijo Juan Hircano II asumió el cargo de Sumo Sacerdote. La dinastía hashmonea desde sus inicios incumplió la tradición judía de ungir como rey a descendientes de la Casa de David, auto proclamándose como reyes y asumiendo además las funciones del sumo sacerdocio, cargo que pertenecía por derecho a los descendientes del Sumo Sacerdote Sadoc desde los tiempos del Rey Salomón. Sin embargo Shlomzíon, al ser entronizada, siendo mujer tenía prohibido ostentar el sumo sacerdocio por lo que pasó a manos de su hijo.

Cuando Shlomzion murió en el 67 a. e. c. sus dos hijos Juan Hircano II y Aristóbulo II se disputaron el reino, siendo derrotado Juan Hircano II en Jericó.

En su exilio, Juan Hircano II entabló una fuerte alianza con Antípater II el idumeo -padre del futuro rey Herodes el Grande el constructor-, quien le ayudó a subir al trono haciendo que Aristóbulo II huyese a Jerusalén perseguido por el rey Aritas III el nabateo, pariente de Antípater II en el año 64 a. e. c. Mientras esto se acontecía en el sur, en el norte Pompeyo anexionaba Siria dando por finalizado el Imperio seléucida. Pompeyo, planeando seguramente futuras anexiones para Roma, se interesó por sus nuevos vecinos sureños y, a petición de los fariseos cansados de las luchas internas hasmoneas, medió entre los dos hermanos rivales.

Pompeyo acordó buscar una solución justa para ambos, sin embargo Aristóbulo II acabó por engañar a Pompeyo quien aprovechó esta oportunidad para conquistar Judea. Pasaron tres meses asediando Jerusalén hasta que las legiones romanas ocuparon Monte del Templo asesinando a sacerdotes y protectores. Murieron alrededor de 10 000 judíos. La monarquía hasmonea fue abolida y Pompeyo nombró a Juan Hircano II Sumo Sacerdote y gobernador de Judea, nombrando como su ministro a Antípater II, fundador de la dinastía herodiana.

Este fue el principio de la ocupación romana de la Tierra de Israel, que se hizo efectiva en el año 6 d. e. c. cuando Judea fue incorporada como provincia romana.

Fue entonces cuando la situación comenzó realmente a tensarse entre la población. Los romanos asumieron el derecho de nombrar al Sumo Sacerdote, lo que provocaron las primeras protestas judías. El Emperador Calígula aumentó el descontento popular cuando ordenó levantar una estatua suya en el Templo de Jerusalén. Estos y otros episodios fueron el detonante para que seis décadas después estallase la Primera Guerra Judeo-Romana (66-73).

El conflicto que derivó en la destrucción del segundo Templo comenzó como un pogromo en Cesarea organizado por los griegos y consentido por los romanos, cuyas legiones no intervinieron para detener la masacre. Luego del ataque, la población judía se enteró que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del tesoro del Templo, lo que hizo estallar la rebelión. El expolio hizo que el Sumo Sacerdote Eleazar Ben Ananías cesara las oraciones y sacrificios en el Templo en honor al emperador romano y mandó a atacar a la guarnición romana de Jerusalén. Tras esto, Cestio Galo reunió una importante fuerza en Acre para marchar hacia Jerusalén.

Los judíos repelieron las fuerzas romanas, pero no pudieron contra las cuatro legiones romanas (60 000 hombres)  del general Vespasiano que lograron aplastar la resistencia judía del norte en el año 68. En el año 69 Vespasiano fue nombrado emperador de Roma dejando a su hijo Tito encargado de continuar el asedio y tomar Jerusalén. Pero Tito no pudo romper las defensas de la ciudad en un solo asalto y el ejército decidió sitiar la ciudad.

Jerusalén estaba condenada pues la ciudad no disponía de suficiente agua y alimentos debido a que dos meses antes decenas de miles de peregrinos habían llegado a la capital por Pesaj, la pascua judía, y miles de jerosolemitanos murieron de hambre y de sed durante el largo asedio.

En el año 70 (año 3831 del calendario judío), del día 9 del mes judío de Av los romanos rompieron las murallas y saquearon la ciudad. Miles murieron en condiciones terribles tal y como relata el historiador Flavio Josefo durante el saqueo de la ciudad y la destrucción del Templo, y fueron robados los tesoros ocultos en él incluyendo la Menorá de oro puro. Este hecho quedó reflejado para la posteridad en el Arco de Tito, situado frente al Coliseo Romano y cuya construcción fue posible gracias a las riquezas saqueadas.

Luego de la destrucción del Segundo Templo y posteriormente la pérdida total de la soberanía judía (Tercera Guerra Judía contra Roma; 135), hasta 1948, el judaísmo tuvo que desarrollarse y evolucionar para amoldarse a un nuevo concepto: un judaísmo sin templo y sin tierra.

Con el restablecimiento de la soberanía judía en 1948, y la posterior reunificación de Jerusalén junto con Judea y Samaria en 1967, ¿debe el judaísmo amoldarse a una nueva realidad: un judaísmo sin templo pero con soberanía en nuestra tierra ancestral? ¿Debemos comenzar a dejar de llorar el pasado, alegrarnos por el presente y continuar construyendo nuestro futuro en la Tierra de Israel para luchar juntos contra cualquier amenaza externa?

El objetivo del ayuno es llegar al arrepentimiento, y si no lo hay el no comer durante 25 horas no sirve de nada.

Recordemos estos y otros sucesos acontecidos a lo largo de nuestra historia en la Tierra de Israel para reforzar nuestra identidad en ella y ser conscientes de nuestra responsabilidad de defenderla.

En el 9 de Av nos dicen que lloremos, yo os digo que además recordemos, y que también celebremos nuestro regreso a Sión.

Se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con su báculo de ancianidad en su mano. Y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y muchachas jugando

“El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del quinto (9 de Av), y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo, serán para la casa de Judá alegría y regocijo y festividades”.

Zacarías 8, 4-5, 8-19

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Yom Jamishí, séptimo día del mes quinto, 5779

Barrio judío de Roma

בס״ד

La comunidad judía de Roma se remonta al siglo I antes de la Era Común, e irónicamente fue haciéndose cada vez más próspera bajo el Imperio romano al contrario de lo que ocurría en Judea durante la misma época. Sin embargo, a partir del siglo IV la situación de los judíos de la península itálica fue haciéndose inestable debido a un drástico aumento del antisemitismo seguido de persecuciones y matanzas que acompañaron continuos edictos de expulsión (Sicilia 1524, Nápoles 1540, Reinos Papales 1569, Milán 1597). Tales sucesos provocaron que el 10 % de los judíos de la península emigrasen a Safed, en el norte de Israel, tal y como nos cuenta la historiadora judeo italiana Anna Foa en su guía sobre las comunidades judías italianas Ritrovare l’Italia.

El barrio judío, el antiguo gueto, se originó mediante la bula papal Cum nimis absurdum del papa Pablo IV que dio orden de confinar a los judíos en 1555 a un mismo barrio, amurallado, humillante, despojándolos de derechos y libertades, los cuales no volvieron a recuperar hasta 1870. Si bien algunos judíos agradecieron vivir entre muros, esto se debió a que ayudaría a frenar, en parte, los ataques contra la población judía. El gueto fue abolido en dos ocasiones e instaurado tan pronto como fue posible hasta su completa desaparición en 1878. Sus murallas no fueron demolidas hasta 1888.

Los dos milenios de presencia judía continuada en Roma fueron brutalmente interrumpidos un 16 de octubre de 1943 por los nazis y sus colaboradores. Al alba fueron apresados 1 024 judíos, deportados a Auschwitz y eliminados. Solo sobrevivieron 16. En total el 17 % de la judería italiana fue exterminado en los campos. Fue la página más negra de la historia europea y el último intento de exterminio del pueblo judío en el Viejo Continente.

En las aceras de las calles del barrio judío podemos encontrar numerosas placas que recuerdan a aquellos judíos que fueron sacados de sus hogares por los nazis y sus colaboradores para enviarlos a Auschwitz.

Un aterrador dibujo en el Museo de la Shoá de Roma.

El judío romano ha sobrevivido al Imperio romano, ha permanecido en esta tierra a pesar de las persecuciones y expulsiones -Italia cuenta hoy con alrededor de 50 000 judíos-, ha lidiado con la judeofobia, la intransigencia de Pío X ha sido convertida en amistad por el papa Juan Pablo II en su histórica visita a la sinagoga de Roma en 1986 -la primera de un papa a una sinagoga-, y que posteriormente visitaron el papa Benedicto XVI (2010) y el papa Francisco (2016). Incluso, el judaísmo romano ha sobrevivido al intento del total exterminio.

Yom Shení 27 de Jeshván de 5778
Lunes, 5 de noviembre de 2018

Trajano y la Segunda Guerra Judeo-Romana

בס״ד

(Foto de portada: Columna de Trajano, Roma)

En el año 113 d. e. c. el Emperador de origen hispánico Trajano inició una serie de medidas antisemitas; prohibición del estudio de la Torá, circuncisión, Shabat, etc., hecho que provocó la ira entre los judíos del Imperio.

Dos años después, en 115, Trajano combatió contra los Partos en Mesopotamia y los judíos les ayudaron a luchar contra Roma debido a que, históricamente, bajo sus dominios habían gozado durante más de 500 años de libertad religiosa. Debido a esta alianza judeo-parta, las comunidades griegas del norte de África y Chipre atacaron a la población judía en sus barrios, lo que llevó a los judíos a organizarse y contraatacar. En Libia los judíos atacaron barrios griegos y destruyeron templos paganos, dejando más de 200 mil muertos. Las crónicas de la época relatan que la región quedó casi despoblada debido a la devastación.

Más tarde, en Alejandría, los judíos continuaron su venganza destruyendo templos y edificios romanos, lo que llevó a Trajano a enviar parte de sus tropas situadas en Babilonia para sofocar la revuelta. Como castigo, en 117, los bienes y propiedades judías fueron expropiados para reconstruir las ciudades. Como represalia Chipre fue tomada por los judíos dejando un saldo de 240 mil muertos. Trajano envió sus legiones y tomaron la isla decretando que ningún judío podría vivir ahí en el futuro.

Una nueva revuelta en Mesopotamia hizo que finalmente Trajano mandase al general Lusio Quieto a eliminar a los sospechosos judíos en Chipre, Siria y Mesopotamia.

La Columna de Trajano, de 30 metros de altura, está formada por un bajorrelieve en espiral en la que conmemora sus victorias frente a los dacios.

Uno después Adriano es nombrado emperador y continuaron los disturbios. Por su parte Quieto, a cargo del gobierno de Judea, fue ejecutado por el emperador debido a cirtas sospechas de un golpe de estado.

Adriano calmó la ira de los judíos prometiendo la reconstrucción del Templo de Jerusalén, pensamiento que pronto cambió debido a la influencia griega lo que sumado a sus muchas afrentas contra los judíos llevaría a la Tercera Guerra Judeo-Romana.

Yom Rishon 26 de Jeshván de 5778
Domingo, 4 de noviembre de 2018

Un hombre judío había en Shushan, y desde entonces nos preguntamos, ¿qué es ser judío?

בס״ד

El término “judío” es quizás de los más controvertidos que puedan existir en el mundo judío. “¿Qué es ser judío?” es la pregunta que, debido a su complejidad, ha provocado y provoca enormes quebraderos de cabeza a lo largo de nuestra historia.

Para empezar, ¿de dónde viene el término judío?

Podemos hablar de tres formas de identificar al pueblo hebreo en tres diferentes épocas: Hebreos; desde que según la tradición judía Abraham sale de Ur de los Caldeos hasta la época de su nieto Yaakov, Hijos de Israel*; desde que Yaakov cambia su nombre por el de Israel y de él surgen las doce tribus, y judíos; desde la expulsión de los habitantes de Judea (judaítas), por Nabucodonosor II hasta nuestros días.

Este último término lo encontramos en el bíblico Libro de Ester que leemos en la festividad de Purim (en persa, sorteo) – que leeremos esta noche y mañana por la mañana -, y que nos narra la proeza de Ester, una mujer judía que se convirtió en reina de Persia, y que ayudada por su tío Mordejai evitaron juntos que Hamán, Primer Ministro persa de la época, exterminara a toda la población judía del reino – compuesto por 127 estados -.

Un hombre judío había en Shushan, la capital, y su nombre era Mordejai hijo de Yair, hijo de Shimi, hijo de Quish, hombre de Yemén, que fue exiliado de Jerusalén…. 

Esta es la primera vez que en la Tanaj (Biblia judía), se utiliza el término «judío». Mordejai, como narra el texto, es llamado judío debido a su país de origen, Yehudá (Judea), conquistado y expulsada gran parte de su población a Babilonia por Nabucodonor en el año 597 a. e. c.  

¿Quién es judío?

Desde el punto de vista halájico (ley religiosa judía), judío es quien nace de vientre judío o se convierte al judaísmo. Es decir, desde el punto de vista legal judío, ser judío puede concebirse de una manera étnica, y no solamente religiosa. Queda evidente pues que un judío laico seguirá siendo judío, e incluso, de convertirse a otra religión continuará siendo judío porque predomina la etnia. Dice el Talmud אף על פי שחטא – ישראל הוא: af al pi shejata, Israel hu” (Sanhedrin 44), que viene a significar que un judío que se desvía sigue siendo judío.

No hay ninguna palabra en la Biblia que llamemos judaísmo, escribe David Ariel en su libro ‘What do Jews Belive’ (1995). Continúa explicando que «la religión es referida como enseñanza y leyes«. De hecho la palabra que empleamos en hebreo para referirnos a la religión דת, dat, viene del persa y no significa religión sino ley.  Entonces, ¿por qué se ha definido al judaísmo exclusivamente con la religión?

Tras la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 e. c., el Sanedrín se estableció en Yavne. Los llamados Sabios de Yavne para salvar la identidad judía principalmente por la pérdida de La Tierra, reforzaron la identidad religiosa/cultural que se mantuvo por casi dos mil años que duró el exilio forzado. Durante dos milenios y a consecuencia del contacto con el cristianismo y el islam, el judaísmo fue definiéndose  finalmente como algo netamente religioso.

A finales del siglo XIX en un intento de regresar a La Tierra y recuperar la soberanía judía, el judaísmo como identidad nacional quedó renovado en el sionismo, como ya demostró Hertzl.

En definitiva el judaísmo no consiste solamente en creer o no creer, en tener fe o no tener fe. El judaísmo es también una cultura con innumerables tradiciones nacionales. Sería un error definir «quién es judío» basándonos solamente en un concepto religioso, nacional o étnico. Todos están estrechamente relacionados.

¿Qué es ser judío?

La eterna pregunta, sin una única respuesta en la que cada judío deberá de responder para sí mismo qué es para él ser judío.

Y para ti, ¿qué es ser judío?

Que tengáis un muy Feliz Purim.

Yom Revi’i 13 de Adar de 5778
Miércoles, 28 de febrero de 2018

* No confundir con el término israelitas, habitantes del Reino de Israel o Reino del Norte, que habitaron la región de Samaria entre el 931 y el 724 a. e. c.

Maapaj – Revolución

בס״ד

Esta semana es la conmemoración del Tratado de Paz con Egipto (1978), que coincide con el 40º aniversario de la victoria electoral de Menájem Beguin (1913 – 1992), uno de los padres fundadores del Estado de Israel.  (Imagen de portada: mjhnyc.org)

Menájem Beguin es sin lugar a dudas uno de los personajes israelíes más controvertidos de nuestra historia. ¿Fue un terrorista como lo condenan algunos o, por el contrario, fue un héroe revolucionario? Beguin arriesgó su vida por y para la supervivencia del pueblo judío. Ya en 1941 se unió voluntariamente a las Fuerzas Armadas Polacas libres junto con miles de soldados judíos para luchar contra la ocupación nazi. Más tarde se estableció en Erets Israel, la Tierra de Israel, para unirse al Irgún y luchar por la liberación judía de la opresión del Mandato Británico, declarando así en 1944 el inicio de la revolución que duraría hasta el establecimiento del Estado de Israel. Siendo líder del Irgún, organización clandestina judía de liberación, ordenó volar las instituciones centrales del régimen británico, instaladas durante la Segunda Guerra Mundial en el Hotel Rey David, con el resultado de 91 víctimas entre ellos trabajadores judíos. Tal y como relata en su biografía «Rebelión», contrastado además por numerosos testigos del lugar, el Irgún dio aviso al Hotel Rey David de evacuar a todo su personal. Dicho aviso también se dio al Palestine Post y al Consulado francés los cuales sí fueron evacuados de inmediato. Al Consulado francés se le aconsejó además que «abriesen las ventanas para prevenir los efectos de la explosión», lo que evitó que el edificio sufriese desperfectos. Sin embargo los soldados británicos del Hotel Rey David no evacuaron a nadie.

Los que acusan a Begin de terrorista son curiosamente los que apoyan a personajes como Nelson Mandela cuyo referente fue Menájem Beguin y su libro «Revolución» estudiado para aprender las tácticas utilizadas por el Irgún contra los británicos y usarlas contra los opresores de los negros.

Para definir a Menájem Beguin en una palabra escogeria la que el presentador de la televisión israelí Haim Yavin creó de forma espontánea – y que hasta la fecha no existía en hebreo – en pleno directo mientras retransmitía la sorpresiva victoria electoral de Beguin; Maapaj (מהפך), una palabra que se podría traducir en castellano como agitación (política), revuelta, o incluso revolución. Menájem Beguin fue a todas luces un agitador político, un revolucionario como nunca hubo en la historia de Israel. A él le debemos también el primer tratado de paz con un país árabe, Egipto, un acontecimiento de calado histórico no solo para ambos países sino para el mundo, y un tremendo shock para el mundo islámico cuya respuesta fue expulsar a Egipto de la Liga Árabe hasta 1989. Revolución, revuelta y agitación fueron los ingredientes para  ser condecorado junto a Sadat en 1978 con el merecido Premio Nobel de la Paz.

La paz en Oriente Medio no es tarea fácil. Un auténtico líder siempre está dispuesto a asumir los riesgos en beneficio de su pueblo y Beguin era el mejor en eso. El tratado de paz con Egipto continúa hoy día a pesar del trágico asesinato de Sadat en 1981 por sus propios soldados contrarios a la paz. Más tarde los israelíes también apostaron por la paz con los jordanos en 1994. Al año siguiente un judío radical asesinó al Primer Ministro israelí Isaac Rabin porque también creía en la paz con los palestinos. Casi medio siglo antes Jordania perdió a un rey en 1951 en un atentado perpetrado por un palestino debido al rumor ante un posible acercamiento al recién Estado judío por parte del monarca jordano Abd Allah ibn Husayn. Líderes que a lo largo de la historia han sabido anteponerlo todo por el bienestar de su pueblo.

No hay liberación posible sin revolución. Menájem Beguin nos enseñó este ideal luchando contra el nazismo y después en la clandestinidad contra el opresor británico. También aprendemos de él el que los intereses del pueblo judío, de Am Israel, para su supervivencia y su bienestar están por encima de intereses propios.

Este es el legado que nos dejó Menájem Beguin y el secreto para la supervivencia del Estado de Israel: Maapaj.

Yom Shlishí 1 de Nisán de 5777
Martes, 28 de marzo de 2017