Por la Liberación de Jerusalén

בס״ד

Un 28 de Iyar del año 5727, 7 de junio de 1967, durante el transcurso de la Guerra de los Seis Días la brigada de paracaidistas liderada por el general Mordejai (Mota) Gur fue la primera en cruzar la Puerta de los Leones y adentrarse en la Ciudad Vieja de Jerusalén hasta llegar al Kotel.

Har Habait beyadenu” “¡El Monte del Templo está en nuestras manos!” anunciaba Mota por radio desde el lugar más sagrado del judaísmo. Las lágrimas de tristeza se tornaron de alegría. De júbilo. De incredulidad. Nadie podía creer que Jerusalén, de nuevo, volvía a ser nuestra.

Por la liberación de Jerusalén.  Descarga el PDF

Que en Av celebremos nuestro regreso a Sión

בס״ד

Según la tradición judía durante el mes de Av debe invadirnos un espíritu de tristeza al coincidir con fatídicos acontecimientos acaecidos durante el 9 de este mes en diferentes épocas de la historia; entre las más dolorosas y traumáticas se encuentran la caída y destrucción de Jerusalén y del primer templo tras la invasión babilónica (598 a. e. c.), y siglos después, la destrucción del segundo templo de Jerusalén a manos del Imperio Romano (año 70 d. e. c.). Un 9 de Av del año 135 también fue aplastada la rebelión de Bar Kojba -la soberanía judía no sería restablecida hasta 1948-, y la expulsión judía de España en 1492.

Durante el 9 de Av se acostumbra a ayunar como recordatorio de estas desgracias. Sin embargo, basándonos en una profecía de Zacarías, no solo exige su anulación sino festejar estos días con alegría a partir del momento que Jerusalén vuelva a estar bajo soberanía judía.

Caída de Jerusalén por Nabucodonosor II

Con la muerte del Rey Josías de Judá en el año 609 a. e. c. a manos de los egipcios la total independencia del reino de Judá desapareció por completo. Sin embargo Egipto no gozaría por mucho tiempo de esta victoria. Cuatro años después Nabucodonosor II de Babilonia derrotó a los egipcios en la Batalla de Carquemis. El Rey Joaquín de Judá, impuesto por los nuevos amos egipcios, viendo que hordas babilónicas se aproximaban hacia su territorio solicitó auxilio a Egipto para repeler la inminente invasión, una ayuda que nunca se produjo por lo que Judá pasó drásticamente a manos de Babilonia. Tras sitiar y conquistar Jerusalén en el año 597 a. e. c. Nabucodonosor II deportó al rey, a la nobleza y a la élite judaíta a Babilonia (campesinos y la clase baja permanecieron en la ocupada Judá), una práctica muy común de la época el transferir población indígena de un lugar a otro con el fin de poner fin a cualquier aspiración nacionalista. Sin embargo el pueblo judío exiliado jamás se olvidó Jerusalén.

Tablilla en texto cuneiforme localizada en Al Yahudu, o «la ciudad de Judá»,
una localidad babolínica con gran presencia de los exiliados judaítas de Judá.
Museo de las Tierras de la Biblia, Jerusalén

Nabucodonosor II decide entronar como rey de Judá a Sedecías, tío de Joaquín, y en el año 594 a. e. c. el rey judío acaba rebelándose contra Babilonia. El resultado fue del todo catastrófico; en el año 587 a. e. c. Nabucodonosor II arrasa completamente Judá y tras meses de asedio en el noveno día del quinto mes (9 de Av) del año 586 a. e. c. Jerusalén cae y es arrasada hasta sus cimientos bajo incontables pilas de cadáveres, la mayoría muertos de inanición debido al prolongado sitio. El Rey Sedecías cae preso y antes de que sus cautivos le arrancasen sus ojos puede contemplar cómo son torturados y asesinados sus hijos acabando así con cualquier posibilidad de sucesión al trono de Judá. Sedecías termina sus días encadenado en Babilonia.

En la Judá ocupada por babilonia, aún quedan judaítas encargados de cuidar y cultivar la tierra para, también, alimentar al ejército invasor. Nabucodonosor pone como gobernador de Judá a Guedaliá Ben Ajikam, que mantiene una relativa calma durante un breve periodo de tiempo bajo un humillante tributo a Babilonia. Debido al malestar general entre la población judaíta ante esta dependencia, surge una facción contra Babel liderada por Ismael Ben Netaniá que acaba por asesinar a Gedaliá, poniendo fin al asentamiento judío en la Tierra de Israel, hasta el regreso de los exiliados a Sión siete décadas después.

Tras setenta años de exilio judío cae Babilonia a manos del Imperio Persa y Ciro I el Grande decreta el regreso de los judíos a Judá, ahora provincia persa de Yahud. Su generosidad fue tal que no solo autorizó el regreso de los judíos (y otros pueblos sometidos por los babilónicos), además se aseguró de costear los gastos de la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Caída de Jerusalén por Tito

La convulsa época de los hasmoneos, linaje de los Macabeos que liberaron Judea de la tiranía seléucida (164 a. e. c.), trajo consigo una Judea a veces independiente y otras títere de potencias vecinas, cuando no víctima de guerras fratricidas. La última de ellas conllevó la pérdida de la soberanía judía hasta su recuperación durante la Rebelión de Bar Kojba en el 132 d. e. c.

A la muerte de Rey hasmoneo Alejandro, Salomé (Shlomzion) Alejandra quedó viuda, por segunda vez de un rey, convirtiéndose en la primera mujer en gobernar Jerusalén desde Atalía (842 – 835 a. e. c.). Mientras reinaba, su hijo Juan Hircano II asumió el cargo de Sumo Sacerdote. La dinastía hashmonea desde sus inicios incumplió la tradición judía de ungir como rey a descendientes de la Casa de David, auto proclamándose como reyes y asumiendo además las funciones del sumo sacerdocio, cargo que pertenecía por derecho a los descendientes del Sumo Sacerdote Sadoc desde los tiempos del Rey Salomón. Sin embargo Shlomzíon, al ser entronizada, siendo mujer tenía prohibido ostentar el sumo sacerdocio por lo que pasó a manos de su hijo.

Cuando Shlomzion murió en el 67 a. e. c. sus dos hijos Juan Hircano II y Aristóbulo II se disputaron el reino, siendo derrotado Juan Hircano II en Jericó.

En su exilio, Juan Hircano II entabló una fuerte alianza con Antípater II el idumeo -padre del futuro rey Herodes el Grande el constructor-, quien le ayudó a subir al trono haciendo que Aristóbulo II huyese a Jerusalén perseguido por el rey Aritas III el nabateo, pariente de Antípater II en el año 64 a. e. c. Mientras esto se acontecía en el sur, en el norte Pompeyo anexionaba Siria dando por finalizado el Imperio seléucida. Pompeyo, planeando seguramente futuras anexiones para Roma, se interesó por sus nuevos vecinos sureños y, a petición de los fariseos cansados de las luchas internas hasmoneas, medió entre los dos hermanos rivales.

Pompeyo acordó buscar una solución justa para ambos, sin embargo Aristóbulo II acabó por engañar a Pompeyo quien aprovechó esta oportunidad para conquistar Judea. Pasaron tres meses asediando Jerusalén hasta que las legiones romanas ocuparon Monte del Templo asesinando a sacerdotes y protectores. Murieron alrededor de 10 000 judíos. La monarquía hasmonea fue abolida y Pompeyo nombró a Juan Hircano II Sumo Sacerdote y gobernador de Judea, nombrando como su ministro a Antípater II, fundador de la dinastía herodiana.

Este fue el principio de la ocupación romana de la Tierra de Israel, que se hizo efectiva en el año 6 d. e. c. cuando Judea fue incorporada como provincia romana.

Fue entonces cuando la situación comenzó realmente a tensarse entre la población. Los romanos asumieron el derecho de nombrar al Sumo Sacerdote, lo que provocaron las primeras protestas judías. El Emperador Calígula aumentó el descontento popular cuando ordenó levantar una estatua suya en el Templo de Jerusalén. Estos y otros episodios fueron el detonante para que seis décadas después estallase la Primera Guerra Judeo-Romana (66-73).

El conflicto que derivó en la destrucción del segundo Templo comenzó como un pogromo en Cesarea organizado por los griegos y consentido por los romanos, cuyas legiones no intervinieron para detener la masacre. Luego del ataque, la población judía se enteró que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del tesoro del Templo, lo que hizo estallar la rebelión. El expolio hizo que el Sumo Sacerdote Eleazar Ben Ananías cesara las oraciones y sacrificios en el Templo en honor al emperador romano y mandó a atacar a la guarnición romana de Jerusalén. Tras esto, Cestio Galo reunió una importante fuerza en Acre para marchar hacia Jerusalén.

Los judíos repelieron las fuerzas romanas, pero no pudieron contra las cuatro legiones romanas (60 000 hombres)  del general Vespasiano que lograron aplastar la resistencia judía del norte en el año 68. En el año 69 Vespasiano fue nombrado emperador de Roma dejando a su hijo Tito encargado de continuar el asedio y tomar Jerusalén. Pero Tito no pudo romper las defensas de la ciudad en un solo asalto y el ejército decidió sitiar la ciudad.

Jerusalén estaba condenada pues la ciudad no disponía de suficiente agua y alimentos debido a que dos meses antes decenas de miles de peregrinos habían llegado a la capital por Pesaj, la pascua judía, y miles de jerosolemitanos murieron de hambre y de sed durante el largo asedio.

En el año 70 (año 3831 del calendario judío), del día 9 del mes judío de Av los romanos rompieron las murallas y saquearon la ciudad. Miles murieron en condiciones terribles tal y como relata el historiador Flavio Josefo durante el saqueo de la ciudad y la destrucción del Templo, y fueron robados los tesoros ocultos en él incluyendo la Menorá de oro puro. Este hecho quedó reflejado para la posteridad en el Arco de Tito, situado frente al Coliseo Romano y cuya construcción fue posible gracias a las riquezas saqueadas.

Luego de la destrucción del Segundo Templo y posteriormente la pérdida total de la soberanía judía (Tercera Guerra Judía contra Roma; 135), hasta 1948, el judaísmo tuvo que desarrollarse y evolucionar para amoldarse a un nuevo concepto: un judaísmo sin templo y sin tierra.

Con el restablecimiento de la soberanía judía en 1948, y la posterior reunificación de Jerusalén junto con Judea y Samaria en 1967, ¿debe el judaísmo amoldarse a una nueva realidad: un judaísmo sin templo pero con soberanía en nuestra tierra ancestral? ¿Debemos comenzar a dejar de llorar el pasado, alegrarnos por el presente y continuar construyendo nuestro futuro en la Tierra de Israel para luchar juntos contra cualquier amenaza externa?

El objetivo del ayuno es llegar al arrepentimiento, y si no lo hay el no comer durante 25 horas no sirve de nada.

Recordemos estos y otros sucesos acontecidos a lo largo de nuestra historia en la Tierra de Israel para reforzar nuestra identidad en ella y ser conscientes de nuestra responsabilidad de defenderla.

En el 9 de Av nos dicen que lloremos, yo os digo que además recordemos, y que también celebremos nuestro regreso a Sión.

Se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con su báculo de ancianidad en su mano. Y las plazas de la ciudad estarán llenas de mancebos y muchachas jugando

“El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del quinto (9 de Av), y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo, serán para la casa de Judá alegría y regocijo y festividades”.

Zacarías 8, 4-5, 8-19

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Yom Jamishí, séptimo día del mes quinto, 5779

Roma y la inmortalidad del Pueblo Judío

בס״ד

¿Qué mejor ciudad fuera de la Tierra de Israel para recordar y reflexionar sobre la frase de Mark Twain la inmortalidad del pueblo judío? Solo tengo que abrir las ventanas del hotel donde me alojo, en la vía Vespasiano.

Corría el año 6 cuando Judea fue incorporada como provincia romana. Los romanos no solo asumieron el derecho a nombrar al Sumo Sacerdote, rompiendo así una tradición milenaria, y que además, para aumentar la furia de la población judía, Calígula quiso levantar una estatua suya en el Templo de Jerusalén. Este sería el preludio de lo que seis décadas después desencadenaría en la Primera Guerra Judeo-Romana (66-73). Pero antes de que estallase un grupo judío teocrático se preparó durante este tiempo para liberar Judea hasta que comenzase la revolución…

Un pogrom en Cesarea organizado por los griegos dio inicio a la revolución en debido a que las legiones romanas no intervinieron para detener la masacre. La población judía, indignada por lo ocurrido, estalló al enterarse que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del tesoro del Templo, lo que hizo que el Sumo Sacerdote Eleazar Ben Ananías cesara las oraciones y sacrificios en el Templo en honor al emperador romano y mandó atacar a la guarnición romana de Jerusalén. Tras esto, Cestio Galo reunió una importante fuerza en Acre para marchar hacia Jerusalén.

Los judíos repelieron las fuerzas romanas, pero no pudieron contra las cuatro legiones romanas del general Vespasiano (60.000 hombres), por lo que lograron aplastar la resistencia judía del norte en el año 68.

En el año 69 Vespasiano es nombrado emperador de Roma dejando a su hijo Tito encargado de asediar y tomar Jerusalén.
Tito no pudo romper las defensas de la ciudad en un solo asalto y el ejército decidió sitiar la ciudad. Jerusalén no disponía de suficiente agua y alimentos debido a que meses anteriores miles de peregrinos habían llegado a Jerusalén por Pesaj, la pascua judía, por lo que miles de judíos murieron de hambre y de sed.

En el año 70 los romanos rompieron las murallas y saquearon la ciudad, destruyendo el Templo, robando los tesoros y llevándose la Menorá. Este hecho quedó reflejado para la eternidad en el Arco de Tito, frente al Coliseo Romano, el cual fue construido con el dinero saqueado por las legiones de Tito.

En el año 72 Lucio Flavio Silva parte hacia Masada, la última fortaleza judía en pie, y tras varios meses de asedio en el año 73 los romanos conquistan Masada y encuentran que casi los mil defensores judíos entre hombres, mujeres y niños, se habían suicidado antes de rendirse ante Roma. Prefirieron morir como hombres libres en su tierra que esclavos en ajena.

Un millón de judíos murió durante la revuelta y diez mil fueron esclavizados.

El viernes, de camino a la sinagoga, dejando atrás el Vaticano, también pude recordar a Hertzl. En 1904, seis meses antes de fallecer, vino a Roma para defender el derecho de autodeterminación del pueblo judío en nuestra tierra ancestral frente al rey Víctor Manuel III y posteriormente en audiencia privada con el líder de una tercera parte de la población mundial, el papa Pío X, quien, además, era un firme opositor a la creación de un Estado judío en Tierra Santa. “Gerusalemme no debía a ningún precio, caer en manos de los judíos”, aseguró el todo poderoso Papa ante el líder judío. Y sin embargo, apenas seis décadas después “Gerusalemme”, arrebatada por Tito, hijo de Vespasiano, volvería a estar en manos judías.

Cuerpo del Papa Pio X expuesto en el interior de la Basílica de San Pedro. Todo es mortal, excepto el judío

Mark Twain escribió:

Los imperios Egipcios, Babilonios y Persas crecieron, llenaron el planeta con sonido y esplendor, y después desaparecieron como parte de un sueño. Después aparecieron los Griegos y los Romanos e hicieron mucho ruido pero también desaparecieron. Otros pueblos han crecido y mantenido su antorcha prendida en alto por algún tiempo, pero finalmente se les apagó y ahora se encuentran en el crepúsculo o ya no existen. El judío los vio a todos y les ganó a todos. Es ahora lo que siempre fue, no ha mostrado decadencia ni envejecimiento, ningún debilitamiento de sus partes, ningún enlentecimiento de sus energías, ningún desafilamiento de su mente alerta y agresiva. Todo es mortal excepto el judío; todas las demás fuerzas pasan, pero él perdura. ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad?

Motséi Shabat 26 de Jeshván de 5778
Sábado, 3 de noviembre de 2018

Otros 1900 años y aún seguiremos aquí

בס״ד

Si todo lo que nos cuenta la narrativa palestina fuese cierto, el Coliseo de Roma no existiría por una sencilla razón; para subvencionar la costosa obra, según una inscripción reconstruida encontrada en la zona,  fueron necesarios los tesoros robados por Roma tras la conquista de Jerusalén por el general Tito en el año 70 de la Era Común.

Este trágico capítulo de la historia del pueblo judío fue testigo, y posteriormente narrado en su obra «las guerras de los judíos«, el historiador Flavio Josefo, y que además está representado frente al Coliseo de Roma en forma de relieve en el Arco de Tito. En este arco de la victoria, podemos ver cómo legionarios romanos transportan los tesoros del Segundo Templo de Jerusalén, incluyendo el candelabro judío del mencionado Templo.

Según parece, para la narrativa palestina tampoco aconteció que cien años atrás Pompeyo conquistase Judea asediando Jerusalén por varios meses, dejando tras de sí más de diez mil muertos,  y arrebatar el sumo sacerdocio a Aristóbulo II, quien fue  reemplazado por su hermano Juan Hircano II siendo ministro Antípater, el padre del Rey Herodes. Que años después el Senado de Roma, apoyado por Marco Antonio y Octavio Augusto, nombrase Rey al idumeo medio árabe medio judío con la frase Rex socius et amicus populi Romani (Rey, aliado y amigo del pueblo romano) deberá tratarse de un cuento de hadas y no un acontecimiento histórico para aquellos que sostienen que los judíos somos invasores en esta tierra. Extraño que aún no hayan declarado a Herodes el «primer rey palestino».

¿De qué trata la narrativa palestina y qué nos quiere vender? Trata de borrar milenios de historia, de modificarla y de jugar a los anacronismos (Jesús el palestino), cuyo único objetivo es desenraizar al pueblo judío de nuestra tierra. Esto no es nuevo, ya se intentó en el Siglo II. Adriano, que este año se cumplen 1900 años de su ascenso al poder,  será recordado amargamente por el pueblo judío no sólo por pulverizar Jerusalén y renombrarla como Aelia Capitolina, también por cambiar el nombre de Judea por el de Palestina con el fin de borrar toda conexión judía de Erets Israel, porque es a este emperador romano al que le debemos el nombre latino de Palestina a esta región y no a un movimiento de liberación árabe, y menos aún musulmán.

El historiador Cassius Dio menciona en sus escritos la visita de Adriano a Jerusalén entre los años 129-130, por lo que partiendo de la propia narrativa palestina podemos prescindir del considerado junto a Herodiano como el mejor escritor de los siglos I y II. ¡Borrémoslo de la historia!

Negar el vínculo histórico religioso, cultural y arqueológico del pueblo judío con esta región es rechazar tres milenios de historia, es borrar de la memoria historiadores y emperadores. Es caer en una ignorancia supina propia de aquellos que nunca en su vida han abrierto un libro de historia. Sin duda para ellos es más fácil memorizar y repetir hasta la saciedad eslóganes fabricados desde el prejuicio por activistas de salón.

Grupos radicales como el BDS abanderan esta ideología negacionista, y que además cuenta con el apoyo de resoluciones de Naciones Unidas – promovidas por teocracias y dictaduras -, pese a los hallazgos arqueológicos e innumerables documentos que demuestran los vínculos del pueblo judío con esta tierra, donde también tuvo su origen el judaísmo.

Seguir negando lo evidente es simple y llanamente estúpido.

Desde que Roma ocupase Erets Israel bizantinos, omeyas, abasíes, selyúcidas, cruzados, ayubíes, mamelucos, otomanos y británicos entre otros han tratado sin resultado expulsarnos, arrebatarnos nuestra identidad y desenraizarnos. Continúan negándonos el derecho a nuestra tierra, ahora mediante falsas ONGs humanitarias y organismos internacionales pero, como ya escribió Mark Twain; otros pueblos han crecido y mantenido su antorcha prendida en alto por algún tiempo, pero finalmente se les apagó y ahora se encuentran en el crepúsculo o ya no existen.

Nuevos personajes se sucederán, pero el judío siempre permanecerá en su tierra ancestral.

Otros 1900 años y aún seguiremos aquí. Y Jerusalén seguirá llamándose Jerusalén.

Yom Rishon 17 de Tevet de 5777
Domingo, 15 de enero de 2017

דוד יאבו
David D. Yabo

La Tierra de Israel

בס״ד

Es imposible negar las evidencias. A continuación ofreceré algunos datos que prueban que, como pueblo nativo, no hemos robado ni ocupando nuestra tierra ancestral. La conexión judía con la Tierra de Israel está probada en libros de historia y museos arqueológicos de todo el mundo. Llevamos aquí milenios y aquí veréis algunas pruebas.

La Estela de Merenptah
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La Estela de Merenptah (1208 a. e. c), se encuentra en el Museo egipcio de El Cairo, y es el documento extra Bíblico mas antiguo que demuestra la conexión judía con la Tierra de Israel. La estela, en granito gris, describe las victorias del Faraón egipcio Merenptah de la XIX Dinastía durante su reinado (1213 a.e.c – 1203 a.e.c). En la estela se menciona al pueblo judío es como gentilicio, es decir, como un grupo nativo.

I si r i a r* (y el ideograma de pueblo / gentes)

*Hasta la época tolemáica el sistema jeroglífico no contaba con la letra «L», que fue añadida mediante el ideograma de un León. 

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Traducción de las últimas líneas que hacen referencia a Israel

Los príncipes están postrados, diciendo: ¡clemencia! Ninguno alza su cabeza a lo largo de los Nueve Arcos. Libia está desolada, Hatiti está pacificada, Canaán está despojada de todo lo que tenía malo, Escalón está depositada, Gezer está tomada, Yanoam parece como si no hubiese existido jamás.
 Israel está derribado y yermo, no tiene semilla. Siria se ha convertido en una viuda para Egipto. ¡Todas las tierras están unidas, están pacificadas!»
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Estela de Mesha
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En 1868 el anglicano Frederick A. Klein fue enviado a la región de la palestina otomana como misionero. Durante un viaje a Jerusalén y alrededores, se adentró hasta el antiguo territorio de Moab (actual Jordania) también bajo el Imperio Otomano pero controlada por numerosas tribus beduinas. Mientras se hospedaba junto a la tribu de los Banei Sakr uno de los beduinos le mostró una piedra con letras extrañas. La piedra, de 124cm de altura y 79cm de ancho, de basalto negro, consta de una inscripción de 34 líneas escritas en moabita con grafía paleohebrea del siglo IX a. e. c. por el Rey Mesha de Moab donde narra sus triunfos militares sobre el hijo de Omrí Rey de Israel., que tuvieron lugar en el siglo IX a. e. c. En la Estela también figura el tetragramatón, el nombre de Di-s. Los beduinos recibieron presiones de numerosos compradores e incluso de las autoridades otomanas y finalmente, ignorantes ante la importancia de tal descubrimiento, decidieron destruirla al fuego. Antes del desastre, Yaqub Karavaca, un joven pudo realizar una impresión con papel maché para que expertos pudieran determinar el valor de la pieza. Gracias a esa impresión hoy podemos leer los trozos aun perdidos de la también conocida como Estela moabita.

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La Estela de Dan
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En el año 850 a. e. c. se desató la cuarta guerra israelita-aramea, y el Rey Ajav murió alcanzado por una flecha. Con su muerte pasó a reinar su hijo Ocozías de Israel junto a su madre Jezabel. Dos años después Ocozías de Israel muere durante una batalla y comienza a reinar su hermano Joram de Israel. Su madre Jezabel continúa correinando junto a su segundo hijo. Con la muerte de Asá de Judá su hijo Josafat pasa a reinar sobre Judá “en el cuarto año del reinado de Ajav, e hizo la paz con él. Con la muerte de Josafat su hijo Joram de Judá pasa a reinar. Joram de Israel cae herido durante la quinta guerra israelita-aramea contra el rey Hazael, motivo por el cual su sobrino el Rey Ocozías de Judá decide ir a su encuentro al tiempo que Jehu, influenciado por el profeta Elía, organiza una revuelta para matar Joram de Israel, y a Ocozías de Judá.
En la Estela de Dan, además de recoger este suceso, hace una menciones al Rey de Israel y de forma explícita a la «Casa de David»

3º Línea:  (…) ahora el Rey de I[s-]
4º Línea: rael conquistó la tierra de mi padre (…) Hadad me hizo Rey
7º Línea: (…) [Yo maté a Jo]ram hijo de [Acab]
8º Línea: el Rey de Israel y maté a [Ococ]ías hijo de [Joram Re]y de
9º Línea: la Casa de David
11º Línea: (…) y [Jehú rei-]
12º Línea: nó sobre Is[rael]

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Después de este suceso, Jehu masacró a toda la familia real israelita amontonando sus cabezas en las puertas de Samaria y manda matar a la reina madre Jezabel. De camino a Samaria Jehu se encontró con los hermanos del fallecido Rey Ocozías de Judá, aparentemente durante una visita familiar, los detuvo y les asesinó junto a otras cuarenta personas más. Mientras tanto, en el sur, Ataliá para mantenerse en el poder mató a todos los descendientes restantes de la Casa de David a excepción de Joás, un niño que el Sacerdote Joiada mantuvo oculto en el Templo. En aquellos días el Eterno comenzó a cercenar a Israel y Hazael los hirió en todos los confines de Israel. Con el inicio de la sexta guerra israelita-aramea, el Rey Jehu de Israel pidió ayuda al Rey Salmanasar III para luchar contra Hazael de Aram-Damasco.
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El obelisco negro de Salmanasar III refleja a un Jehu postrado rindiendo tributo a Salmanasar III por su ayuda contra Hazael. Según el relato bíblico se trataría del Rey Oseas de Israel, pero fue el Rey asirio Tiglatpileser III quien ayudó al Rey Acaz de Judá contra Israel, ocupando Israel e imponiendo al Rey Oseas en el 732 a. e. c.

Detrás de Jehu unos israelitas trayendo regalos bajo la inscripción en idioma acadio que dice:

Como tributo de  Iaua  (Jehu), “Bit Humri” (de la Casa de Omrí) recibí plata, oro, una vasija de oro, cálices de oro, tazones de oro, estaño, un cetro para el Rey y jabalinas (armas) he recibido de él

Prisma de Taylor

A penas tomó el trono asirio, Senaquerab orquestó una campaña militar contra Judá debido a que el Rey Ezequías suspendió el tributo a Asiria, arrasando 46 ciudades judaítas. Sin embargo, y tras haber sitiado Jerusalén durante varios meses, no logró conquistar la capital gracias a que el propio rey judaíta mandó construir en el año 701 a. e. c. una doble muralla que rodeaban la ciudad, y un túnel para trasladar el agua del manantial del Gijón hasta la piscina de Siloé y evitar que la población muriese de sed.
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El túnel se puede visitar a día de hoy como parte de las instalaciones arqueológicas de Ir David (la Ciudad de David), en Jerusalén. En la mitad del recorrido hay una placa que hace mención a las labores finales de construcción.
 

Final de la perforación. Así fue la perforación; cuando los talladores aún picaban y solo quedaban tres codos para perforar se escuchó a un hombre que gritaba a otro por un desprendimiento en la roca de derecha a izquierda. Y el día que se completó la perforación los talladores se encontraron (los que empezaron por el lado opuesto del túnel y los que empezaron por el otro lado), y sus picos choraron. Y fluyeron las aguas de la piscina (de Siloé), a lo largo de 1.200 codos (700 metros). Y cien codos era la profundidad de la roca desde la superficie de las cabezas de los talladores.

Como fuente extra bíblica a esta batalla tenemos el Prisma de Taylor, o prisma de Jerusalén, que menciona las campañas de Senaquerib contra Hatti, Beit Dagón, Jafa, Bene Brak, Azor, Sidqá, o Ecrón, además de las derrotas de tropas egipcias, y la caballería de Cus (Etiopía), prisioneros, ciudades sitiadas… y del “judaíta Ezequías (o de Judá),

(m ḫa-za-qi-a-a-ú KUR.ia-u-da-a-a)

que no se sometió a mi yugo, sitié y conquisté 46 de sus ciudades fortificadas(…).Como botín hice prisioneros a 200.150 personas entre hombres, mujeres y niños, y a él mismo(a Ezequías), le encerré como a un pájaro en su jaula, en Jerusalén su residencia”. (Fila 18 del documento)

Primer y Segundo Templo de Jerusalén.

La UNESCO hace todo lo posible para evitar que Israel desentierre su pasado histórico en Jerusalén mediante resoluciones condenatorias. Aún así, el Estado del Pueblo Judío por cada metro excavado es una prueba irrefutable que durante siglos existió un Templo judío, situado en en Monte del Templo, también conocido como Explanada de las Mezquitas (pulsa aquí para leer un post que escribí en 2013 sobre el tema).

Son numerosos y muy variados los sellos y bullas que se han ido encontrando en la Ciudad de David (Jerusalén), algunos como protagonistas personajes bíblicos:

El Rey Ezequías de Judá

En el primer sello se puede apreciar en el centro un sol bialado, símbolo de las estrechas relaciones entre Judá y Asiria, y el jeroglífico ank de la cultura egipcia, y en el segundo un escarabajo.



Sellos pertenecientes a mujeres
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Los siguientes sellos son propiedad de dos mujeres; Aliá y Seriah, algo poco común para la época salvo que se hubiera tratado de mujeres de la alta sociedad, o que hayan conservado su derecho a la propiedad e independencia financiera después de su matrimonio, motivo por el cual figuran los nombres de sus padres y no de sus cónyuges

Están tallados bajo la forma denominada escritura en espejo, técnica empleada para que al sellar un documento pueda leerse correctamente.



Roma

Roma, que destruyó en dos ocasiones la soberanía judía en nuestra tierra, contribuye igualmente con pruebas escritas y arqueológicas a la conexión judía en la región.

Es imposible olvidar a Dión Casio (155-229), historiador y senador romano, miembro de una de las familias más importantes de la Antigua Roma, que nos relata las consecuencias de la tercera guerra judeo-romana (132-135), una de las cuales fue la decisión de Adriano de fundar sobre Jerusalén, y no sobre al Quds, Aelia Capitolina en un intento desesperado de Roma por quebrar el espíritu luchador judío por nuestra tierra.

No fueron palestinos sino judíos quienes defendiendo esta tierra lograron arrasar con la Legio XXII Deiotarina, y restaurar la soberanía judía por dos años y medio gobernada por Bar Kojba, líder de la heroica revuelta.

Tetradracma acuñado por Bar Kojba, con el Templo de Jerusalén y en el reverso
el texto «Por la libertad de Jerusalén».
En el Arco de Tito no figura en sus relieves una Media Luna sino una Menorá, símbolo del judaísmo.

El Arco de Tito, en Roma, representa la victoria del emperador Tito (39-81) sobre los judíos en el momento que legiones romanas conquistan Jerusalén y saquean el Tercer Templo, llevándose como trofeo la Menorá y que fue sustituida por una estatua de Júpiter en el Monte del Templo, quebrando así la moral judía por ser éste el lugar más sagrado del pueblo judío.
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Foto del autor de esta web en el Arco de Tito, Roma (2015)

Relieve del Arco de Tito que representa la conquista de Jerusalén. Foto tomada por el autor de esta web

Las consecuencias de la revolución fue la pérdida de la soberanía judía y la intención de Roma de desconectar al pueblo judío de nuestra tierra ancestral, y para lograr dicho objetivo fusionó la Judea de la provincia romana de Siria (64 a. e c. – 638 e. c.), declarando oficialmente la provincia de Syria Paelastina, con capital en Antioquía.
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Como dato añadido, los idiomas oficiales de la provincia de Syria Paelastina eran el griego con una fuerte cultura helenística, fenicio y el arameo siríaco. Los árabes conquistaron Siria a los bizantinos ocupándola a partir del año 638 tras la victoria de la Batalla de Yarmuk.
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Desde el año 638 hasta 1995 no existe indicio alguno, en la historia o en la arqueología, que existiese una soberanía independiente palestina. Palestina existió únicamente como provincia, durante la dinastía Omeya (661-750), el califato Abasí (750-945), los turcos selyúcidas (1037-1157), además de bajo el dominio cruzado (1098, 1099-1187, este último fue el único período de la historia que Jerusalén es capital), después bajo el dominio de Saladino estableciendo la dinastía de los ayubíes (1171-1250), Mamelucos (1250-1517) y bajo el imperio Otomano (1517-1923), y finalmente pasando a ser parte del Protectorado Británico en 1920
La Partición de Palestina aprobada por Naciones Unidas en 1947 hubiera sido el único momento en la historia en que Palestina, como nación independiente, podría haber existido. Sin embargo, una vez acabada la guerra árabe-israelí Jordania y Egipto conquistaron y se apoderaron de las regiones que iban a ser Palestina.
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Mapa de 1962 de la Biblioteca Universal de LIFE en español
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La Palestina política.

La soberanía administrativa de Palestina comienza en 1995 tras los Acuerdos de Oslo. Israel acuerda ceder a la Autoridad Palestina para un futuro estado palestino extensas áreas de Judea y Samaria (Zonas A y B), la tierra por la que cientos de miles de judíos murieron defendiendo. Es en esta fecha cuando Palestina por primera vez en la historia tiene una cierta soberanía propia.
Para Gobbels «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad».

Quizás el líder nazi y los que actualmente comparten ideología común contra el pueblo judío pensaron que la historia puede reescribirse. Los llamados revisionistas puede que quieran manipular a su antojo la realidad de esta nuestra tierra, pero para que les crean no tendrán otra alternativa que destruir todo vestigio arqueológico al más puro estilo Daesh.

Yom Shishí 22 de Adar II de 5776 
     Viernes, 1 de  abril de 2016

דוד יאבו
David D. Yabo